Cisko, perro policía olfateando- DGPN – SICOP

Cisko, perro policía olfateando- DGPN – SICOP


Cuando se comete un crimen quedan en la escena varias pruebas de valiosa información para identificar al culpable. Además de las huellas evidentes, pueden permanecer otras imperceptibles para el ser humano. Es el caso de los olores humanos, únicos a cada persona y que pueden perdurar manteniendo sus características químicas durante un tiempo en un lugar o sobre un objeto concreto manipulado por el sospechoso.

“La identificación de los olores humanos a través de los perros debería usarse en juicios como prueba forense adicional”, señalan los autores

Una vez que la policía técnica y científica extrae las muestras de olor, las preserva en bocales estériles y las envía al departamento de odorología forense, son los perros –cuya sensibilidad olfativa es de 200 a 10.000 veces mayor que la del ser humano en función del tipo de olor– los que entran en acción.

Tras recibir un entrenamiento especializado, los pastores alemanes y pastores belga malinois (razas elegidas para realizar estas labores) logran reconocer y discriminar los olores, e identificarlos con el sospechoso, ya en arresto preventivo, demostrando así su presencia en la escena del crimen.

Sin embargo, a pesar de su eficacia en los procesos judiciales de algunos países –donde se han conseguido confesiones e inculpaciones gracias a estas pruebas–, en la actualidad no existe un estándar internacional sobre estos entrenamientos y su inclusión en investigaciones policiales. El método tampoco es avalado de manera sistemática por la comunidad forense. Por esta razón, existen reticencias a la hora de considerar estas evidencias como elementos de prueba.

Un estudio, publicado recientemente en la revista PLoS ONE, demuestra por primera vez que los canes son capaces de reconocer los olores humanos e identificarlos con personas sin cometer errores. Tras un entrenamiento riguroso de 24 meses de duración, los perros se detienen y se tumban frente a la muestra de olor que coincide con la extraída en el lugar del crimen.

Los científicos del Centro de Investigaciones Neurocientíficas de Lyon (Francia), liderados por Barbara Ferry, en colaboración con la División de la Policía Técnica y Científica de Ecully, población cercana a Lyon, confirman que los perros logran memorizar los olores de una misma persona en el 85% de los casos sin confundirlos con los olores de otras personas.

En el 15% restante, la ausencia de asociación se debe principalmente a la calidad de la muestra o del olor en sí mismo, y no a un déficit de identificación. «La intensidad del olor no es suficientemente fuerte para que pueda ser comparada con el olor de referencia. En estos casos, el perro no se detiene delante del frasco, pero esto no quiere decir que el sospechoso no estuviera presente en el lugar del crimen”, explica a Sinc Ferry.

Entrenamientos realizados por los perros que olfatean el olor de referencia y lo reconocen en alguno de los frascos expuestos. / Ferry et al.

Entrenamientos realizados por los perros que olfatean el olor de referencia y lo reconocen en alguno de los frascos expuestos. / Ferry et al.

“La identificación de los olores humanos a través de los perros proporciona una información valiosa para la aplicación de la ley y debería usarse en juicios como “prueba forense adicional”, señalan los autores, quienes corroboran la fiabilidad de este método ante la comunidad científica con un entrenamiento regular de los perros.

Entre 2003 y 2016, esta técnica ha sido utilizada en 522 casos de la policía científica de Ecully (Francia), y ha permitido resolver 162 asuntos judiciales

La investigadora, experta en neurociencias del aprendizaje y de la memoria, subraya que «el estudio pretende convencer a investigadores y magistrados de la fiabilidad de la identificación de olores humanos con ayuda de perros especialmente formados. Esto daría mayor importancia a la técnica en el momento de los juicios”.

Un entrenamiento de 24 meses

Los investigadores analizaron los datos registrados desde 2003 por la policía de la ciudad francesa sobre los entrenamientos realizados con 13 perros frente a una tarea de identificación de olores (trazas olorosas extraídas de objetos previamente manipulados u olores corporales extraídos directamente de un individuo).

Los resultados muestran que a partir de los 12 meses de entrenamiento, con tareas de identificación cada vez más complejas, los perros ya no cometen ningún error, es decir que no confunden los olores de dos personas diferentes. Su sensibilidad olfativa además aumenta significativamente a lo largo del entrenamiento llegando a ser óptimo a los dos años.

Al finalizar esta formación, los animales son capaces de efectuar tareas de identificación: olfatean un olor humano de referencia y lo comparan con una serie de cinco olores humanos introducidos en un bocal entre las que se encuentra este olor base. Cuando el perro lo reconoce tumbándose delante del frasco correcto, es recompensado con una golosina o con un juego. Cada tarea es reproducida por dos o más perros.

Los canes son condicionados durante toda su formación a comparar entre olores humanos y tomando en cuenta solo el perfil genético del olor del individuo. De este modo, prescinden de todos los demás olores como los del humo de cigarrillo o los de los cosméticos. “Consideramos que no existe ningún otro medio de comparar e identificar los olores humanos más rápido y fiable que este”, indica a Sinc Barbara Ferry.

Los investigadores señalan también que los pastores alemanes son más eficaces que los pastores belgas malinois, ya que empezaron a no cometer fallos antes. «Sin duda, los pastores alemanes son más disciplinados y atentos”, recalcan los científicos. Pero de manera general, después de los entrenamientos, los animales ya pueden participar en procesos judiciales y continuar recibiendo una formación continuada entre cada proceso.

Entre 2003 y 2016, esta técnica ha sido utilizada en 522 casos de la División de la Policía Técnica y Científica de Ecully, y ha permitido resolver 162 juicios. En estos procesos, los olores extraídos databan de hace varias horas o incluso días. Los autores pretenden ahora estudiar el rendimiento de los perros en olores más antiguos, ya que estas muestras de olores son almacenadas en odorotecas durante varios años.

Referencia bibliográfica:

Sophie Marchal, Olivier Bregeras, Didier Puaux, Rémi Gervais y Barbara Ferry. “Rigorous training of dogs leads to high accuracy in human scent matching-to-sample performance”. PLoS ONE, febrero de 2016. DOI:10.1371/journal.pone.0146963

En la imagen: Cisko, uno de los perros policía realiza una prueba de identificación. Después de olfatear el olor humano de referencia, el can recorre una serie de cinco frascos en los que se han introducido olores humanos, uno de los cuales corresponde al original. Si identifica el olor base, se tumba delante del bocal. En caso contrario, no se para. / DGPN – SICOP

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