Gilberto Esparza, es un artista que usa la innovación tecnológica en la construcción de su obra, entre sus obras más llamativas están sus «robots biotecnológicos», un proyecto colaborativo entre arte y ciencia.
“Soy artista y recurro a múltiples disciplinas en la construcción de mis obras; se trata de proyectos que involucran el concepto de la vida».
Gilberto Esparza participó en el TEDxMexicoCity, una exposición de ideas celebrada en la ciudad de México, donde mostró algunos de esos proyectos, comenzando por los llamados parásitos urbanos.
Los parásitos urbanos
Los parásitos urbanos son robots parásitos con vida artificial que viven en la ciudad y que están desarrollados con desechos tecnológicos. “Se trata de un esfuerzo realizado con el objetivo de que los desechos regresen a la ciudad para sensibilizar sobre las consecuencias del mal manejo que hacemos de los residuos”, explicó.
Detalló que el proceso de construcción de estos parásitos urbanos le tomó dos años aproximadamente y que para lograrlo tuvo que estudiar robótica y electrónica, además de recibir el apoyo de muchos voluntarios expertos en diversos temas que iban desde ingenieros en robótica, electrónica y hasta audio.
“Este fue el proyecto que dio inicio al trabajo colaborativo entre arte y ciencia”, sentenció. Y, dijo, trabaja en un segundo gran proyecto donde confluyen el arte y la ciencia que consiste en la realización de hibridaciones entre robots y seres vivos que en conjunto realizan una especie de simbiosis, la cual a su vez deriva en un beneficio tanto para la máquina como para el ser vivo.
Robots híbridos-nómadas que purifican agua y alimentan plantas
Precisó que dichas hibridaciones se vieron materializadas en un proyecto de plantas nómadas, obra e innovaciones tecnológicas que responden al entorno actual donde la escasez del agua representa uno de los problemas más significativos para la vida en el planeta.
A partir de eso, dijo, construyeron un robot híbrido que se integra en el medio ambiente a partir de su relación simbiótica con otros organismos que viven dentro del mismo sistema del robot. Lo que básicamente hace esta planta nómada, es caminar a través de un sistema de locomoción por la orilla de los ríos para buscar agua contaminada.
“A través de diversos sensores busca el agua contaminada y una vez que la localiza interactúa con ella, permitiendo que las bacterias que ahí habitan adopten al robot como su hábitat. Posteriormente, esos mismos microorganismos realizan un proceso de biodegradación de los contaminantes que hay en el agua, purificándola”.
Afirmó que el agua tratada dentro del robot sirve para alimentar posteriormente diversas plantas que viven sobre el propio dispositivo. El círculo se cierra, añadió, debido a que las plantas y las bacterias —como parte de sus procesos metabólicos— generan energía eléctrica, misma que es aprovechada para alimentar el robot.
«El proyecto de los robots híbridos-nómadas nos tomó cinco años desarrollarlo y derivó de un trabajo muy amplio de observación de la naturaleza. Nos inspiramos en las estrategias y mecanismos de la propia naturaleza para después aplicarlos en los robots», explicó Gilberto Esparza.