Lo que inició como un viaje impulsado por la curiosidad, se transformó en una profesión, una pasión y muchos logros en el camino. El doctor Rafael Pérez Escamilla Costas, actualmente director del Programa de Salud Global en la Universidad de Yale, es uno de los mexicanos en el ámbito de la ciencia más reconocido a nivel mundial, gracias a las aportaciones que ha hecho en lactancia materna, seguridad alimentaria y desarrollo de políticas públicas de nutrición.
«Yo soy la mezcla del petróleo, la cerveza y la leche materna. Toda mi formación me ha dado una manera de pensar integrada, intersectorial, transdisciplinaria y siempre pensando en cuáles son los sistemas de influencia que tienes que afectar para que haya cambios positivos en la salud materno infantil», apuntó.
Pérez Escamilla nació, creció y estudió su carrera profesional en la Ciudad de México. Para 1982, se recibió como ingeniero químico por parte de la Universidad Iberoamericana.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el también catedrático señaló que eligió la ingeniería química movido por una gran curiosidad e interés para entender de dónde venían los materiales con los que se construían desde juguetes hasta motores.
«La ingeniería química es una carrera preciosa, donde uno aprende
mucho a pensar desde el punto de vista de los sistemas. Era la época del boom del petróleo en México, entonces nos entrenaron mucho con esos temas de extracción, destilación y fraccionamiento de petróleo para poder obtener los distintos productos para producir plásticos, gasolina, etcétera», compartió el entrevistado.
Fue entonces cuando decidió emigrar a Estados Unidos para enlistarse en la Universidad de California en Davis y cursar la maestría en ingeniería de alimentos. Esta decisión, basada en un ideal: ayudar a resolver los problemas de hambre en el mundo.
«Yo ya traía mucho el gusanito de que quería desarrollar una galleta mágica que iba a curar el hambre, quitar la desnutrición. Llegué muy ingenuo”, concedió el doctor, a la vez que sonreía. Sin embargo, su especialización fue en producción de cerveza, con lo cual comprendió los alimentos como “sistemas muy complejos fisicoquímicos, biológicos y microbiológicos».
Pronto, la galleta mágica no ocupó más su cabeza al encontrarse con lo que él describe como una maravilla: la leche materna. «Es un fluido vivo, que tiene anticuerpos y moléculas bioactivas que ayudan a que se establezca la flora intestinal en los niños».
Tras adentrarse en este tema gracias a los trabajos del doctor Edgar Manuel Vásquez Garibay, catedrático y director del Instituto de Nutrición Humana, se convenció de seguir sus estudios con un doctorado en nutrición, en el área de lactancia materna y enfocándose en México. Posteriormente, concluyó un posdoctorado en el área de nutrición y desarrollo infantil.
La docencia: un deber
«Como académico, científico e investigador que soy, la tarea más importante que yo tengo es formar a las nuevas generaciones de científicas y científicos en mi área de trabajo», enfatizó el doctor, quien ha sido asesor principal de más de 60 estudiantes de maestría y doctorado de todas partes del mundo.
Pérez Escamilla considera que uno de sus principales objetivos con sus pupilos es que estos se enseñen a trabajar en equipo y a pensar de manera integral, «connect the dots, como sería en inglés. De cómo hay fenómenos que parece que no tienen nada que ver uno con el otro pero que cuando consigues usar la visión epidemiológica de salud empiezas a darte cuenta de que las políticas de salario mínimo tienen que ver mucho con la posibilidad de que una persona pueda o no tener una nutrición saludable, por ejemplo».
El investigador, gran asiduo de la literatura latinoamericana, es autor de más de 160 artículos científicos, dos libros y numerosas colaboraciones para publicaciones y revistas científicas, además de que ha dictado más de 200 conferencias en todo el mundo. La última de estas fue en el Congreso Internacional Avances en Medicina del Hospital Civil de Guadalajara (CIAM) 2016.
Líneas de investigación
Los trabajos de Pérez Escamilla relativos a la lactancia materna han servido para desarrollar intervenciones a nivel hospitalario, como el programa “Hospital amigo del niño”, promovidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
«Llevo más de 25 años trabajando en el área. Ahora estoy completamente dedicado a la investigación a alta escala de los programas de lactancia materna», apuntó.
Durante su maestría, el investigador realizó un proyecto para reducir la anemia ferropriva en infantes menores de seis meses. Cabe señalar que aunque la recomendación es lactancia materna exclusiva durante el primer semestre de vida, la leche materna no provee de suficiente hierro al bebé, por lo que al llegar a los cinco meses, algunos comienzan a desarrollar bajo peso.
«Encontramos que al dejar que el cordón siguiera conectado dos minutos, cortas a la mitad el riesgo de anemia en la infancia temprana, por el volumen de sangre extra que dejaste que pasara al niño. Esa se ha vuelto una norma de la OMS», señaló.
Otra de sus líneas de investigación se refiere a la medición de la inseguridad alimentaria en el hogar, tema en el cual desarrolló la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA). Esta medición forma parte del sistema de vigilancia epidemiológica, nutricional y económica de más de 160 países, por mandato de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Asimismo, el investigador dedica parte de su tiempo a traducir ciencia y políticas públicas, para lo cual trabaja para el gobierno federal estadounidense como miembro del comité científico de las guías alimentarias de Estados Unidos, miembro del Consejo de Alimentación y Nutrición de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y asesor experto en lactancia materna del comité de las guías nutricionales de la OMS en Ginebra, Suiza.
Hombre de familia
En 1989, Pérez Escamilla contrajo nupcias con la maestra Sofía Segura Pérez, con quien tiene dos hijos. En su esposa, el investigador encontró una colega, con quien ha trabajado en proyectos conjuntos desde hace casi 30 años.
Sofía Segura Pérez se ha especializado en programas de acceso a la alimentación saludable en la comunidad hispana, negra y otras minorías en Connecticut, Estados Unidos.
Un científico mexicano en Estados Unidos
El entrevistado, quien fue recientemente laureado como doctor honoris causa por la Universidad de Guadalajara, afirmó que estando en el extranjero es que ha podido aprender más de México que cuando vivía en México.
«Empezó a interesarme mucho el tema de inmigrantes. Me metí como traductor voluntario de la clínica comunitaria de Davis, donde conviví mucho con indocumentados; me acerqué mucho a México y tomé la decisión que yo no iba a perder nunca el contacto con mi país. He trabajado en muchos países pero México para mí siempre ha sido una prioridad».
A pesar de las oportunidades que se le han presentado, Pérez Escamilla lamentó que han sido pocos hispanos los que han ocupado las posiciones a las que él ha podido llegar. «Creo que tengo una responsabilidad muy grande de abrir puertas a mis compatriotas y colegas. No es fácil; me he dado mucho también a entender que el contexto en el que crecen las personas importa muchísimo».
Proyectos
En próximas fechas, el doctor Rafael Pérez Escamilla estará probando en México y Ghana un modelo para escalar el programa de lactancia materna desarrollado por su equipo. Este proyecto está financiado con un millón de dólares por la Fundación Larsson-Rosenquist y cuenta con un comité asesor que incluye a la OMS, Unicef y la Fundación Bill y Melinda Gates, así como investigadores y científicos de Bangladesh, Inglaterra, Canadá, México, Ghana y Estados Unidos.
«Es un proyecto que busca ligar medición a toma de decisiones para mejorar las tasas de lactancia materna exclusiva en todo el mundo», comentó el catedrático.
Asimismo comenzará un proyecto relativo a la prevención de diabetes en México, mientras que en el área de inseguridad alimentaria continuará analizando, con base en datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México y otros informes mundiales, la relación entre inseguridad alimentaria y enfermedades crónicas, salud mental y desarrollo de los niños.