Conocer y describir el proceso o desarrollo de la adquisición del lenguaje durante los primeros años de vida es el objetivo primordial del Laboratorio de Infantes de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El laboratorio empezó a funcionar en el año 2000 y en ese entonces era el único en Hispanoamérica. Actualmente existen por lo menos un par más donde se siguen las mismas líneas de investigación, las cuales se apoyan en estudios experimentales de ciencia básica, refirió Tania Jasso López, estudiante de sexto semestre de doctorado, cuyo proyecto estriba en saber si la habilidad de segmentación subléxica que muestran los infantes en su primer año de vida, se relaciona con su habilidad de procesamiento morfológico a los 18 meses.
La dirección del Laboratorio de Infantes está a cargo de la doctora en psicología general y experimental, especializada en psicología infantil, Elda Alicia Alva Canto, perteneciente al nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y quien ha dedicado más de 20 años a descubrir los factores implicados en la adquisición y desarrollo del lenguaje en infantes.
Beneficios e importancia
“Anteriormente, la investigación sobre adquisición del lenguaje se hacía a partir de que los niños empezaban a hablar. La ventaja de los métodos utilizados en este laboratorio es que se trabaja con los bebés antes de que comiencen a producir palabras, midiendo su comprensión hacia los elementos que estructuran la lengua a la que están expuestos”, argumentó Tania Jasso López.
En las pruebas promovidas por el Laboratorio de Infantes pueden participar infantes desde cinco o seis meses, hasta de cuatro años de edad. Inclusive, aunque con menos frecuencia, se han hecho algunos estudios con niños más grandes y con adultos para, por ejemplo, comparar sus resultados con los de los bebés.
“Por ejemplo la palabra ‘pile’ nadie sabe qué significa porque es inventada, pero si decimos ‘un pile’ es posible saber que se trata de un objeto o sustantivo por el ‘un’ que le antecede. Los adultos en general tienden a pensar que las palabras inventadas son objetos y los niños, dependiendo de las claves que se les den, igualmente saben que se trata de objetos, aunque si se les dice ‘pilando’, los niños lo que identifican es una acción, en lugar de un objeto. Mientras que los adultos conservan la tendencia a asociar la palabra con un objeto”, describió Jasso López.
La principal ventaja de estos estudios es que antes de que los pequeños empiecen a emitir sus primeras palabras se exploran las habilidades que tienen con relación al lenguaje, es decir “nos damos cuenta de lo que los bebés comprenden sin que tengan que hablar”, señaló la doctora Elda Alicia Alva Canto.
Cada experimento tiene una duración de dos o tres minutos, tiempo muy escaso para detectar alguna anomalía como autismo, déficit de atención o trastornos del lenguaje porque el propósito del laboratorio no es la detección. Lo que se estudia es cómo se presentan los procesos básicos del lenguaje, en qué edades se consolidan y se les da prosecución, agregó Jasso López.
La importancia del laboratorio radica en que los métodos que se utilizan permiten abordar procesos cognitivos de los bebés desde edades muy tempranas, lo que favorece métodos de intervención temprana y seguimiento a su desarrollo con información mucho más confiable.
Métodos de investigación únicos en el país
A través de la exploración de procesos cognitivos y perceptuales como la discriminación de sonidos o unidades fonológicas, formación de categorías auditivas y visuales, aprendizaje de asociaciones entre nuevas palabras y objetos, procesamiento semántico, así como adquisición de uso de palabras que indican cantidad, tamaño, género, movimiento, acción, espacio, entre otros, es como se analiza el proceso del desarrollo, comprensión y formulación del vocabulario en los niños, comentó Bárbara Guerrero Ortiz.
“En psicología, la adquisición y desarrollo del lenguaje es un área algo olvidada. Por lo tanto, el laboratorio intenta describir el proceso de cómo se da la adquisición del español por ejemplo. Los métodos que se utilizan permiten un mayor control de variables y saber qué es lo que los infantes comprenden, cuáles son las habilidades que están adquiriendo y que posteriormente les permitirán hablar”, explicó Tania Jasso López.
Guerrero Ortiz asegura que a través de la discriminación de los fonemas y la separación entre las palabras se descubre el momento en el que se fortalece cierto proceso. “Un bebé que no pueda segmentar correctamente entre palabras o no tenga esa característica perceptual o aún no la ha consolidado correctamente, podría demorarse en aprender a hablar”.
Además del paradigma de habituación, el procedimiento de condicionamiento de giro de cabeza y la técnica de reflejo de succión artificial, el laboratorio cuenta con otros dos métodos experimentales de vanguardia que se describen a continuación.
Paradigma de atención preferencial auditiva
En este se contrastan dos tipos de estímulos auditivos para medir si los pequeños son capaces de discriminar las diferencias y regularidades fonológicas que existen entre ambos estímulos y medir la preferencia por alguno.
Este método funciona poniendo a un pequeño en una cabina en donde únicamente se le presentan sonidos, prescindiendo de imágenes y se le dicen por ejemplo palabras en español y en otro idioma para saber si niños de cinco o seis meses son capaces de distinguir entre ambos idiomas, o si logran distinguir dos idiomas diferentes a los de su lengua natal. Se ha observado que sí pueden hacerlo porque la estructura del lenguaje que tienen los idiomas da a los niños claves que les sirven y así familiarizarse con el ritmo de su lengua natal, con la estructura de las palabras, e incluso las claves les sirven para aprender palabras, si no el significado, sí señales o indicios acerca de lo que pueden significar, mencionó Bárbara Guerrero Ortiz.
Desde muy pequeños los niños son sensibles a características de las lenguas, como distintas pronunciaciones, y entre escuchar voces masculinas o femeninas prefieren las femeninas y de estas, la de su mamá. Lo que habla que desde muy pequeños los niños son sensibles a estímulos relacionados con el lenguaje, detalló la investigadora Elda Alicia Alva Canto.
Existe un estudio en donde ha podido saberse si los niños son sensibles a las regularidades en palabras inventadas. “Se contrasta un listado de palabras inventadas que no tiene ninguna regularidad contra un listado de palabras inventadas con regularidad al inicio o al final, es decir, todas empiecen con ‘sa’, o terminan con ‘bi’, y se ha observado que los niños prefieren escuchar las palabras con regularidades”, añadió la psicóloga Tania Jasso López.
Paradigma intermodal de atención preferencial
En este método se usa una cabina distinta, donde los estímulos no solo son auditivos, se incluyen incentivos visuales y se le muestran al niño dos imágenes y un estímulo auditivo que solo coincide con una de las imágenes que está viendo; si el pequeño ya comprende, mirará mayor tiempo la imagen que corresponde con lo que escuche, expresó la doctora Elda Alicia Alva Canto.
“Por ejemplo, a veces se le dan claves con la terminación ‘ito’, que con frecuencia se refiere a algo pequeño, si se le dice ‘mabito’ y el niño ya asocia que la terminación ‘ito’ es para lo pequeño, entre un objeto grande y uno chico volteará hacia el segundo, y si se le dice ‘mabote’, deberá voltear hacia el más grande”, especificó Jasso López.
Lo anterior permite estudiar el lenguaje sin que necesariamente los niños lo produzcan. Cuando un participante ve durante más tiempo la imagen correspondiente con el audio, significa que comprende.
Otro ejemplo de experimento que se maneja permite conocer el vocabulario receptivo de los infantes. Aquí se le muestra al participante una serie de objetos familiares y se mide el tiempo de atención visual que el infante presta al objeto cuyo nombre es mencionado en el audio. Por ejemplo, si se le presentan en la pantalla un perro y un gato y se menciona la palabra perro, si el niño comprende, verá hacia la imagen del perro por más tiempo, refirió la psicóloga Jasso López.
“Utilizando la cabina del paradigma intermodal de atención preferencial hemos podido investigar acerca del vocabulario que los infantes comprenden, qué estrategias usan para aprender nuevas palabras, qué características de los objetos utilizan para formar categorías, así como su comprensión hacia las terminaciones de las palabras cuando estas tienen significado. Por ejemplo la letra ‘s’ al final de los sustantivos, y la estructura de las oraciones en el español”, comentó la especialista Elda Alicia Alva Canto.
Otros aportes
Entre las investigaciones que se desarrollan igualmente está la de precursores de la lectura, la cual permite saber si los niños son capaces de distinguir visualmente la diferencia entre las letras.
“No estudiamos si un niño pequeño conoce el significado de las letras, si las puede pronunciar o leer. Lo que nos interesa saber es que si se le pone una A en posición normal y otra en diferente posición, sabe identificar que se trata de la misma letra. Porque si un niño no demuestra haber consolidado este proceso de percepción, sabemos que en el futuro no le será tan fácil aprender a leer y entonces descubrimos el momento en el que se consolida tal proceso. Es decir, cuándo es que los niños aprenden que a pesar de que la letra esté rotada sigue siendo la misma”, informó Bárbara Guerrero Ortiz.
Además de los métodos descritos, se emplean tareas que permiten tener un registro de la producción de los infantes, entre 30 y 48 meses de edad, por medio de la lectura conjunta entre cuidador e infante, de un cuento que solo contiene imágenes o mediante condiciones libres de juego.
Este tipo de tareas permite hacer un análisis de la cantidad de palabras que usan los infantes, el tipo de palabras que más emplean (si son para referirse a objetos, acciones o a características de los objetos), cómo estructuran oraciones e incluso analizar si el vocabulario que emplean es similar al de sus padres y si estas formas de usar el lenguaje van cambiando a lo largo del desarrollo.
La participación de los infantes en los experimentos es voluntaria y gratuita.
Tel. 01 (55) 5622 2287 Dirección: Universidad Nacional Autónoma de México, C.U. Facultad de Psicología, Laboratorio de Infantes Edificio C, Sótano Av. Universidad 3004 Col. Copilco-Universidad, Coyoacán |
Yureli Cacho Carranza
Ciudad de México (Agencia Informativa Conacyt)