En 2011, Eulalio Torres García sentó en Madrid las bases para su desempeño profesional en la industria eólica al vincular este tipo de generación de energías limpias con la ingeniería aeronáutica. ¿Cómo pudo este mexicano hacer el match entre estas áreas del conocimiento que parecen tan distintas?
“Una parte de la ingeniería aeronáutica se dedica al estudio de la aerodinámica, es decir, la interacción de fluidos con cuerpos sólidos. Por otra parte, un alto porcentaje de quienes se dedican a la industria eólica son ingenieros en distintas especialidades, pero no en aerodinámica; el no tomar en cuenta esta área en la planeación de los parques eólicos se refleja en que se pierde hasta el 40 por ciento del potencial de los campos eólicos”, dijo.
Torres García es investigador en el Instituto de Microgravedad “Ignacio Da Riva”, de la Universidad Politécnica de Madrid, donde recientemente obtuvo el doctorado en ingeniería aeroespacial. “Parte de mi trabajo ha sido la simulación de generadores eólicos por medio de discos porosos, lo cual parte de una idea muy básica: Similitud entre un disco poroso y un aerogenerador a una velocidad de rotación específica. Cuando un aerogenerador está funcionando, corriente abajo deja una estela con déficit de velocidad e incremento en la turbulencia, lo cual influye en los generadores colocados detrás de la primera línea de éstos, de manera que producen menos energía y reciben más carga.
“Utilizando discos porosos se puede reproducir la estela de turbinas eólicas, de manera que cuando se hace una simulación el coeficiente de tracción de los rotores corriente abajo tienen una mejor relación con la realidad. Los resultados muestran que, seleccionando adecuadamente la porosidad de los discos, es posible obtener coeficientes de tracción similares a los desarrollados por los aerogeneradores, además de que la estela y sus efectos son muy semejantes. La técnica permitirá evaluar la productividad de un parque eólico antes de su construcción y con mayor precisión que los métodos actuales”, puntualiza.
A decir del doctor Torres García, esta innovación a la industria eólica es su aporte a la ciencia, pues no hay una técnica que incorpore simulación con discos porosos como ésta en el mundo. No obstante, pese a que está por iniciar una estancia posdoctoral en Francia, destaca su interés en regresar a México para participar en la explotación de este tipo de energía limpia.
El científico originario de Tlaxcala, de 32 años de edad, ha realizado estancias en las universidades Nacional Espacial de Jarkov (Ucrania), Cranfield (Inglaterra) y Técnica de Múnich (Alemania), éstas últimas en posgrado; tiene una vasta experiencia en proyectos de investigación en aerodinámica, por ejemplo, evaluación de parques energéticos, perfiles eólicos en movimiento (traslacional y rotacional), aerodinámica de trenes, aeroelasticidad de puentes y aerodinámica en obras de ingeniería civil.
“En nuestro país nos enfrentamos con que la industria eólica se ve como negocio; se otorgan concesiones a las empresas más rentables, pero no se le da la debida importancia a la ciencia que hay detrás. Como no se da el apoyo necesario y al ser un tema nuevo, carecemos de gente que conozca lo suficiente para aprovechar al máximo nuestros recursos”, concluye el científico Torres García.