Los pandas gigantes (Ailuropoda melanoleuca) llegan a superar los 100 kilos de peso gracias a una alimentación basada de forma casi exclusiva en bambú. De hecho, su consumo diario de esta planta representa para estos animales en peligro de extinción hasta un tercio de su masa corporal. Pero el alimento pasa rápidamente por su sistema digestivo, lo que impide que los microbios de su intestino los descompongan.
Un tipo de heces más pegajosas, viscosas, malolientes y gelatinosas, son responsables de su malestar
Un equipo de científicos estadounidenses sospecha ahora que esta exclusiva dieta sea el origen de todos sus males gastrointestinales, ya que estos úrsidos podrían alimentarse también de carne, pero tanto en estado salvaje como en cautividad son herbívoros. Estos problemas digestivos pueden incluso afectar negativamente a su reproducción.
Coincidiendo con la época de cría, los pandas sufren a menudo fuertes dolores estomacales que les obligan a dejar de comer. El estudio, publicado en la revista Frontiers in Microbiology, apunta a un tipo de heces, más infrecuentes, pegajosas, viscosas, malolientes y gelatinosas, como responsables de su malestar.
“Pensamos que los pandas en cautividad de deshacen de la membrana interna de la mucosa de su tracto gastrointestinal y por eso se ponen tan malos, en un momento que coincide justo con la gestación”, dice Garret Suen, coautor del trabajo y científico en la Universidad de Wisconsin Madison (EE UU).
Para este experto en heces y comportamiento alimentario de los pandas, estos mamíferos dejan de comer para desechar esta bola fecal membranosa y dolorosa. Pero hasta ahora nadie entendía por qué esta masa gelatinosa, llamada mucoide, se generaba. Los investigadores creen que el bambú, su principal alimento, tiene su parte de culpa.
Épocas de cría dolorosas para los pandas
Los científicos estudiaron la comunidad microbiana del tracto gastrointestinal del panda para comprender mejor su alimentación. “Esto podría ayudar a mejorar la salud y la reproducción de especies amenazadas como esta”, declara Ashli Brown Johnson, química en la Universidad del Estado de Mississippi.
“Básicamente los pandas mudan su revestimiento gastrointestinal para permitir la sustitución de estos microbios. Es como reiniciar el microbioma”, añade
Suen y sus colaboradores se centraron concretamente en dos pandas gigantes del zoo de Memphis en EE UU: el macho Le Le y la hembra Ya Ya. Para ello, monitorizaron su comportamiento alimentario desde 2003 y analizaron el tiempo que cada uno de ellos pasaba comiendo hojas y caña de bambú.
Los resultados revelan grandes cambios: los pandas comían hojas durante menos del 1% del tiempo en invierno y primavera, pero en agosto, cuando son más prevalentes las masas mucoides, durante el 60% del tiempo lo pasaban comiendo hojas.
Los científicos observaron además que cada verano, los pandas pasaban de comer el tallo del bambú a comer las hojas. Es durante esta transición, que coincide con el momento en el que las hembras se quedan preñadas, que su digestión empieza a ir mal. En julio y agosto, los animales echan más mucoides, dejan de comer, se vuelven más apáticos y muestran malestar y dolor.
El equipo estudió los movimientos intestinales de los pandas en diferentes periodos, y durante el verano, con la ayuda de los cuidadores del zoo, recogió diferentes tipos de heces: las normales –que se parecen a trozos de bambú triturados– y las mucoides –más pegajosas y gelatinosas–.
Según el trabajo, las heces normales presentaban una inusualmente baja diversidad bacteriana comparada a la de otros herbívoros, aunque la variedad de bacterias cambiaba cada día. De hecho, los científicos señalan que en las heces anteriores a las mucoides, la diversidad era incluso inferior, y volvía a subir con las heces gelatinosas, formadas con bacterias típicas del revestimiento intestinal y otras asociadas con la digestión disfuncional de los humanos.
“Es posible que su dieta esté causando una fuerte reacción interna, que provoca una respuesta inflamatoria”, apunta Suen. “Básicamente los pandas mudan su revestimiento gastrointestinal para permitir la sustitución de estos microbios. Es como reiniciar el microbioma”, añade el científico, para quien la dieta tiene mucho que ver.
Aunque el trabajo no aporta soluciones a los problemas gastrointestinales de los pandas, los científicos reconocen la importancia de estudiar el microbioma intestinal ya que afecta a la reproducción, a la salud e incluso al sistema inmune de unos animales muy difíciles de estudiar.
Referencia bibliográfica:
Candace Williams et al. «Dietary Shifts May Trigger Dysbiosis and Mucous Stools in Giant Pandas (Ailuropoda melanoleuca)» Front. Microbiol., mayo de 2016 http://dx.doi.org/10.3389/fmicb.2016.00661