En el mundo todavía hay 168 millones de niños trabajando para obtener su sustento, y de estos 85 millones realizan trabajos peligrosos, señaló Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pero además, apuntó, es evidente que el trabajo infantil no tiene cabida en mercados con un buen funcionamiento y debidamente reglamentados, sin embargo, hoy por hoy, el trabajo infantil se usa ampliamente en las cadenas de suministro.
El trabajo infantil está presente en sectores, y por tanto sus cadenas de suministro, que van desde la agricultura (99 millones de niños) hasta la minería, pasando por las industrias manufactureras, el turismo, la producción de bienes y la prestación de servicios que a diario consumen o utilizan millones de personas, agregó.
El trabajo infantil está presente fundamentalmente en el sector rural y en la economía informal, que quedan al margen de las actividades de inspección del trabajo, la protección que brindan las organizaciones de trabajadores y los beneficios que en materia de gobernanza ofrecen las organizaciones de empleadores y de productores.
El riesgo de que se recurra al trabajo infantil en las cadenas de suministro no aumenta solo por la falta de protección institucional en el sector rural y la economía informal; en la producción en el hogar y en las explotaciones agrícolas familiares es frecuente que los niños sean muy vulnerables porque los ingresos de sus padres resultan insuficientes o bien porque las empresas o las explotaciones agrícolas de las familias no pueden permitirse prescindir del trabajo infantil mediante la contratación de adultos o jóvenes. El trabajo a destajo redunda en un aumento del riesgo de que los niños deban trabajar para ayudar a sus padres a cumplir las cuotas de producción o para garantizar la subsistencia de las familias cuando los padres no ganan un salario mínimo vital.
Aunque las cadenas mundiales de suministro pueden ofrecer oportunidades de desarrollo inclusivo a las empresas proveedoras, los trabajadores y los países en los que realizan sus actividades, se necesitan medidas específicas para lograr resultados justos, expresó Guy Ruyder.
Agregó que hay niños trabajando en las cadenas de suministro más conocidas en todo el mundo, pero que además existen muchos infantes que trabajan también en cadenas de suministro cuya producción se destina al consumo local y nacional, por lo que no debe ignorarse a estos niños.
En la actualidad el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) de la OIT ha sido ratificado por 168 Estados Miembros y el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 (núm. 182) , por 180, lo que representa casi la ratificación universal de este instrumento.
Los gobiernos han comenzado a reconocer que para combatir el trabajo infantil es necesario contar con un conjunto de políticas coherente que coadyuve a la aplicación de la legislación sobre el trabajo infantil, lo cual debería incluir una educación de buena calidad, protección social y trabajo decente para los padres, apuntó
Igualmente apuntó que cada vez es más frecuente que las compañías estudien la manera en que podrían contribuir a erradicar el trabajo infantil mediante el fortalecimiento de la capacidad de las empresas que intervienen en las distintas partes de sus cadenas de suministro, una tarea compleja que exige el establecimiento de alianzas con gobiernos, empresas análogas del sector y organizaciones de empleadores y de trabajadores. Foros como la Plataforma sobre el Trabajo Infantil de la OIT permiten que las empresas intercambien buenas prácticas y elaboren nuevos modelos de colaboración.
Los acuerdos marco internacionales entre federaciones sindicales mundiales y empresas multinacionales constituyen una manifestación de la cooperación mundial fraguada a través del diálogo social. En los niveles básicos de la cadena de suministro, las organizaciones de trabajadores agrícolas y trabajadores del sector informal también están ampliando los enfoques innovadores concebidos para fortalecer la representación colectiva.
En la Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social de la OIT, de 1977, se reconoce la función de las empresas en la erradicación del trabajo infantil. Al prestar una atención especial al desarrollo y el fortalecimiento de la capacidad de las empresas y el diálogo social, la Declaración encierra grandes posibilidades para orientar las medidas encaminadas a erradicar el trabajo infantil.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se reafirma el objetivo de poner fin al trabajo infantil. Si actuamos unidos, está en nuestras manos lograr que el futuro del trabajo sea un futuro sin trabajo infantil.