Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver.- La discriminación y el racismo que la sociedad ejerce hacia los artesanos, el profundo desconocimiento acerca del trabajo que realizan, así como el que algunas personas lucren con sus conocimientos, representan un riesgo para la permanencia de los textiles artesanales indígenas, coincidieron los antropólogos Marta Debra Turok Wallace y Miguel Ángel Sosme Campos, durante el panel “Bordando nuestra identidad”, que se realizó en Radio Universidad Veracruzana (UV).
Turok Wallace, directora del Centro de Investigación, Documentación e Información para la Enseñanza de la Artesanía (Cenideart), afirmó que la discriminación y el racismo que la sociedad ejerce hacia las personas que elaboran textiles artesanales provocan la desaparición de éstos,
Por tal rechazo, los grupos étnicos que se dedican a este oficio adoptan costumbres citadinas para no ser señalados, relegan sus tradiciones y algunas de éstas quedan en el olvido.
Aunado a lo anterior, existen sectores que tratan estos temas con menosprecio, por lo cual una manera de contrarrestar esta situación es conociendo la historia de los textiles artesanales, en qué comunidades cercanas hay gente que se dedica a ello y cuáles son los procesos que realizan para confeccionar una pieza.
La también curadora adscrita al Museo “Franz Mayer” dijo que el aprecio por el arte textil debe comenzar por la sociedad, que es ésta la que debe devolver la dignidad a los grupos étnicos o mestizos que lo trabajan.
En su opinión, “aún estamos a tiempo de rescatar este conocimiento” y los más indicados para transmitirlo son las personas que se dedican a ello, mujeres y ancianas en su mayoría. Cuando una de ellas muere se lleva consigo saberes irrecuperables, como ha pasado con algunas formas de bordado o tejido.
Marta Turok dijo que otros grandes aliados podrían ser los medios masivos de comunicación, quienes poseen los recursos para dignificar tradiciones y costumbres como el tejido artesanal indígena.
Textiles, reflejo de conocimientos ancestrales
Por su parte, Miguel Ángel Sosme Campos, licenciado en Antropología Social por la UV, declaró que en la sociedad existe un profundo desconocimiento sobre el trabajo textil artesanal realizado en pequeñas comunidades. Lo anterior, sumado a las estructuras sociales desiguales en las que unos se apropian de los conocimientos de otros y lucran con sus saberes, hace que los artesanos subsistan en la pobreza y no transmitan ese conocimiento a sus hijos al no querer esa vida para ellos.
El antropólogo explicó que en los textiles convergen conocimientos ancestrales que dan cuenta de procesos de experimentación de un reconocimiento al medioambiente; se sabe qué plantas tiñen y cuáles no, así como cuáles son las mejores para ese fin. En opinión suya, esta parte del conocimiento no lo reconoce la sociedad, ya que se cree que es producto del azar o superstición.
El también Maestro en Ciencias Sociales enfatizó que la producción textil indígena se lleva a cabo en una relación estrecha con el entorno y sólo se toma lo que se necesita y para ello se pide permiso, por lo que dentro de este procedimiento no hay cabida para la ambición.
“El trasquilado a los borregos se lleva a cabo una vez al año y en verano, para que el animal no pase frío, la lana obtenida se usa hasta un mes después, ya que según la creencia se piensa que antes de este tiempo aún está viva y se puede dañar el ejemplar del que proviene”, compartió.
Como parte de este evento, cuyo objetivo fue difundir el trabajo de quienes se dedican al arte textil, se realizó un exposición y venta de prendas textiles teñidas con colorantes naturales, lo cual fue bien visto tanto por los artesanos como por los asistentes.
Georgina Romero Sánchez, artesana textil oriunda de la comunidad de Tlaquilpa, ubicada en la Sierra de Zongolica, relató que muchas veces el producto que realizan es difícil de vender, por lo cual se sintió muy contenta de que la hayan invitado a mostrar sus creaciones.