En una reciente revisión publicada en Environmental International dirigida por el CREAL, centro aliado de ISGlobal, los investigadores encontraron que un número creciente de ciudades está planeando convertirse en parcialmente libres de coches privados. Estos se centraron principalmente en la reducción del uso del coche privado en el centro de las ciudades.
Los posibles efectos de estas políticas son importantes en la reducción de la contaminación del aire relacionada con el tráfico, el ruido y la temperatura en los centros urbanos. Por ejemplo, se ha comprobado que los niveles de NO2 se reducen hasta un 40% en los días sin coches. Estas reducciones llevan consigo una disminución de la mortalidad prematura y la enfermedad.
Un posible efecto es la reducción de la contaminación del aire relacionada con el tráfico, el ruido y la temperatura en los centros urbanos
El objetivo de este estudio fue describir los planes de ciudades para convertirse en libres de vehículos privados y sus posibles efectos sobre la salud pública. «Hemos revisado la literatura científica sobre los planes de las ciudades para desarrollar zonas sin coche privado y de uso restringido del automóvil y la relación de las exposiciones de la contaminación con la salud», dice Mark Nieuwenhuijsen, investigador del CREAL e ISGlobal y primer autor del estudio.
Muchas ciudades de todo el mundo están empezando a cambiar sus planteamientos sobre el problema de la movilidad, penalizando los vehículos privados y potenciando medios más amigables, con soluciones centradas en los ciudadanos y el medio ambiente.
«Hamburgo, Oslo, Helsinki y Madrid han anunciado recientemente sus planes para convertirse en ciudades parcialmente libres de coches privados. Otras ciudades como París, Milán, Chengdu, Masdar, Dublín, Bruselas, Copenhague, Bogotá y Hyderabad cuentan con medidas destinadas a reducir el tráfico motorizado incluyendo la implementación de días sin automóviles, la inversión en infraestructuras para bicicletas y de peatonalización, la restricción de plazas de aparcamiento y un aumento considerable del desarrollo del transporte público», explica Nieuwenhuijsen.
Dichos planes y medidas se aplican sobre todo con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero estas reducciones también son beneficiosas para la salud pública.
Disminución de plazas de aparcamiento
La reducción de automóviles implica una disminución de plazas de aparcamiento y espacio vial y puede aumentar los espacios verdes
Además, la reducción del número de automóviles implica una disminución de la necesidad de plazas de aparcamiento y del espacio vial y ofrece oportunidades para aumentar los espacios verdes y los corredores verdes en las ciudades, que a su vez puede implicar muchos efectos beneficiosos para la salud de los ciudadanos.
Todas estas medidas pueden incrementar la movilidad activa y la actividad física que pueden mejorar la salud pública y, así mismo, proporcionar más oportunidades para que las personas interactúen entre sí en el espacio público.
Por otra parte, este tipo de iniciativas, si llevan a cabo en una escala suficientemente grande, pueden resultar en efectos positivos por la mitigación del cambio climático a través de las reducciones de las emisiones de CO2. Sin embargo, es necesario estudiar los potenciales efectos negativos que puedan surgir debido al tráfico motorizado que evite las zonas peatonales y también se deben evaluar si las áreas libres de coches pueden convertirse en zonas que dividan a la población debido a su condición socioeconómica.
«Necesitamos realizar más investigación, incluyendo el modelado completo incluyendo una evaluación del impacto sanitario, para cuantificar los posibles beneficios para la salud de las áreas libres de coches, y también estudios de exposición y epidemiológicos para medir los cambios ambientales y en salud que se producen cuando se llevan a cabo este tipo de intervenciones», concluye el investigador.
Referencia bibliográfica:
Mark J. Nieuwenhuijsen, Haneen Khreis. Car free cities: Pathway to healthy urban living. Environmental International, 2016 Jun 5;94:251-262.