El envejecimiento en México es, quizá, el evento demográfico más importante que ocurrirá en el país durante el siglo XXI. Los adultos mayores y, en general, todos los individuos, deben ser el eje central de las políticas públicas, pues son los nuevos seres urbanos, señaló el doctor Carlos Félix Garrocho Rangel, académico de El Colegio Mexiquense.
“En el siglo XX la población mayor de 65 años en el planeta se duplicó y volverá a hacerlo en los próximos 25 años, por lo que cada vez será más difícil sostenerla”, sentenció el investigador en su conferencia La segregación espacial de la población mayor. La dimensión desconocida del envejecimiento, impartida en la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Debe impulsarse la interacción entre generaciones, la cual está limitada en las grandes ciudades por las bajas tasas de fertilidad, el incremento de la esperanza de vida, el deterioro de la figura del matrimonio y las relaciones de pareja”, subrayó.
El académico habló de la necesidad de contar con políticas públicas espacial y temporalmente integradas, que incluyan a la gente en relación con sus actividades, experiencias, integraciones, geografías y formas de vida particulares.
Las personas transforman su espacio como empresarios o ciudadanos al transitar el territorio. Lo social se transforma en lo espacial y viceversa, es una relación de ida y vuelta, compleja y muy dinámica”, indicó Garrocho Rangel.
Tras considerar a la ciudad como un ente socioespacial, el especialista dijo que “de seguir con las actuales tendencias sociodemográficas seremos un país que no logró superar la pobreza y con una población envejecida. Serán las ciudades –aseveró- donde se presente la mayor problemática porque en ellas se concentra la mayoría de la gente”.
Durante su intervención en el foro La UAM de cara a la Constitución de la Ciudad de México, comentó que es clara la segregación y el aislamiento que sufren los adultos mayores debido a que los jóvenes buscan oportunidades de trabajo lejos del hogar.
Lo anterior, alertó, provoca que muchos ancianos vivan solos sin redes de apoyo familiar, situación que se complejiza aún más por la difícil movilidad en la ciudad.
Los adultos mayores requieren de apoyo, solidaridad y confianza que obtienen mediante apoyos informales que no provienen del Estado. Lo consiguen de amigos o vecinos, pero son interacciones poco significativas. “Las interacciones significativas son las que articulan los cánones de las redes sociales de apoyo”.
El doctor Garrocho Rangel llamó a combatir los estereotipos del anciano inútil y de los jóvenes ruidosos, así como a preparar la infraestructura de la ciudad para que personas en sillas de ruedas y con escasa movilidad puedan circular por las calles y en el transporte público.