En la actualidad se sigue una tendencia de extinción de especies oceánicas que no tiene comparación con ninguna anterior conocida a través del registro fósil marino, lo que supone efectos devastadores en estos ecosistemas.
Un equipo de científicos liderado por la Universidad de Stanford (EE UU) ha analizado 2.497 especies de animales marinos extintos y modernos, y ha encontrado que las especies modernas con un tamaño más grande son mucho más propensas a estar amenazadas por la extinción.
"La amenaza de extinción en los océanos modernos está fuertemente asociada con un tamaño corporal grande", explica Jonathan Payne
«Hemos encontrado que la amenaza de extinción en los océanos modernos está fuertemente asociada con un tamaño corporal grande», explica Jonathan Payne, paleontólogo en la Facultad de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Stanford y autor principal del trabajo que publica la revista Science. «Esto se debe a que la gente captura en primer lugar especies más grandes para el consumo”, añade.
En las extinciones anteriores, el riesgo de desaparición se asociaba a la zona de mar donde los animales vivían y se alimentaban –ya sea en mar abierto o cerca del suelo marino–, pero este factor no parece afectar a las especies modernas.
«Utilizamos el registro fósil para mostrar, de una manera concreta y convincente, que lo que está ocurriendo en los océanos modernos es muy diferente de lo que ha sucedido en el pasado», afirma el coautor del estudio Noel Heim, investigador posdoctoral en el laboratorio de Payne.
Los científicos sospechan que la preferencia de los seres humanos por la pesca y la caza de especies de mayor tamaño es lo que probablemente produce este inusual patrón. Advierten que la eliminación de estos animales, que se sitúan en la parte superior de la cadena alimentaria, perturbará a toda la ecología del océano en los próximos millones de años.
La salud de los ecosistemas marinos, en peligro
Los investigadores examinaron la asociación entre el nivel de amenaza de extinción y ciertos rasgos ecológicos, tales como el tamaño del cuerpo de dos grupos de animales marinos: moluscos y vertebrados. Tuvieron en cuenta las especies de los últimos 500 años y las compararon con las del pasado, hace 445 millones de años, con énfasis particular en los 66 millones de años más recientes.
Así descubrieron que la era moderna es la única en que las criaturas grandes corren peor suerte. «Cuanto más grande sea el cuerpo de una especie, más probabilidades hay de que se esté enfrentando a la extinción», enfatiza Payne.
Esta extinción selectiva de animales grandes podría tener graves consecuencias para la salud de los ecosistemas marinos
Esta extinción selectiva de animales de gran tamaño podría tener graves consecuencias para la salud de los ecosistemas marinos. Judy Skog, director del programa en la División de Ciencias de la Tierra de la Fundación Nacional de Ciencias, que financió la investigación, demanda que los resultados de este trabajo se incorporen a las políticas de gestión de recursos marinos, como la pesca. «Demuestran que los animales más grandes están a punto de desaparecer de los mares antes que los pequeños», indica Skog.
La matanza hasta la extinción se repite
Este hecho es coherente con la literatura científica que apunta a los seres humanos como los principales culpables. «Es consistente con la tendencia de la pesca para explotar primero las especies más grandes», dice Mateo Knope, coautor del estudio y actualmente profesor de Biología en la Universidad de Hawái (EE UU).
Los humanos ya fueron responsables de la matanza de mamuts y otros grandes animales en todo el mundo
Este es un patrón ya conocido por los científicos. En la ecología terrestre, por ejemplo, hay pruebas de que los antiguos humanos fueron responsables de la matanza de mamuts y otra megafauna en todo el mundo. «Observamos esto una y otra vez,» dice Heim. «Los seres humanos entran en un nuevo ecosistema y asesina primero a los animales más grandes. Los sistemas marinos se habían librado, ya que hasta hace relativamente poco tiempo los seres humanos se limitaban a pescar en las zonas costeras y no tenían la tecnología para hacerlo en las profundidades del océano a escala industrial».
Si hay un resquicio de esperanza ante este preocupante hallazgo, es que todavía hay tiempo para que los humanos cambien su comportamiento, resalta Payne. «No podemos hacer mucho para revertir rápidamente las tendencias de calentamiento y acidificación, pero podemos cambiar los tratados relacionados de caza y pesca. Las poblaciones de peces tienen capacidad para recuperarse mucho más rápidamente que el clima o la química del océano», prosigue el investigador.
Referencia bibliográfica:
Jonathan L. Payne, Andrew M. Bush, Noel A. Heim, Matthew L. Knope, Douglas J. McCauley. “Ecological selectivity of the emerging mass extinction in the oceans»Science 353 16 de septiembre de 2016.