El viernes, la histórica misión Rosetta concluyó con el descenso de la sonda sobre la superficie de 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Rosetta tenía órdenes de realizar una serie de mediciones científicas únicas a muy poca distancia del cometa, incluyendo la captura de imágenes como esta, que muestra el lugar de su aterrizaje.
De hecho, esta es la última fotografía que llegó a tomar la sonda, a unos 20 m de la superficie. Su escala es de 2 mm/píxel y la fotografía mide unos 96 cm en diagonal.
La cámara de gran angular de OSIRIS no estaba diseñada para ser utilizada a menos de varios cientos de metros, por lo que tuvo que emplearse de un modo especial. Como era de esperar, la imagen aparece desenfocada.
Una vez confirmado el contacto y declarada finalizada la misión, su responsable, Patrick Martin, anunció el nombre del lugar del impacto:
“La Piedra Rosetta procede originalmente de la ciudad de Sais, por lo que ese será el nombre que daremos al punto de impacto; de esta forma podremos afirmar que Rosetta ha vuelto a casa, a Sais”.
La misión fue bautizada en honor de la Piedra Rosetta, que a su vez debe su nombre a su descubrimiento en la ciudad egipcia de Rashid (Rosetta), a donde se cree que fue trasladada desde un templo en Sais.
Así, igual que la Piedra Rosetta fue clave para comprender las lenguas antiguas y la historia, el enorme tesoro que constituyen los datos obtenidos por la sonda Rosetta va a cambiar nuestra idea de cómo se formaron los cometas y el propio Sistema Solar.