En México, el grupo social que padece las mayores carencias son las mujeres indígenas, seguida por los indígenas y las mujeres, mientras que los hombres entre 25 y 50 años son quienes cuentan con menores niveles de pobreza, menor pobreza extrema y las menores carencias sociales, destacó Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
En la conferencia Pobreza y Desigualdad que se realizó en El Colegio Nacional, el economista destacó que “a pesar de avances innegables en algunas coberturas sociales, la desigualdad, en casi cualquier indicador (como salud, acceso a la universidad, acceso al congreso, al senado, directivos de empresas importantes), cuando partimos a la sociedad en grupos va a haber diferencias importantes”.
Lamentó que en nuestro país las personas que nacen en pobreza, difícilmente en su vida salen de ella, por lo que indicó que la política pública debe basarse en algo más que simplemente el elemento de pobreza, no importando cómo se mida.
El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores destacó que tres características que tiene México son: 53 millones de personas en pobreza de acuerdo con cifras del CONEVAL, una enorme disparidad de ingresos y el no crecer en valor agregado, lo que frena su desarrollo.
“México tiene tres enormes problemas de desarrollo: pobreza amplia, gran desigualdad y poco crecimiento económico. Es decir, uno quisiera un país al revés, un país mucho más parejo, que haya muchas más personas que puedan participar en actividades con éxito, sin pobreza, en el que nadie tenga ingresos por debajo de los mínimos, un país con un Producto Interno Bruto (PIB) elevado en el que las personas puedan generar más ingresos”, declaró.
Para el experto, un gran elemento que reduce la pobreza es generar un alto valor agregado en la sociedad, pues un país que no crece económicamente es un país que difícilmente reduce la pobreza. “Dado que México lleva creciendo por 60 años menos de 2 por ciento per cápita, es muy difícil pensar que pueda bajar su pobreza”.
La solución, de acuerdo con Hernández Licona, es ver a la pobreza como una misma con la desigualdad: “Si solo nos enfocamos en bajar la pobreza sin esa visión de desigualdad en las generaciones futuras, este país va a quedarse trunco en materia de desarrollo porque no tendríamos a muchas personas con la capacidad de participar en los mercados económicos y en las actividades políticas y sociales que quiera”, finalizó Gonzalo Hernández.
Por su parte, Mario Luis Fuentes, del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS), comentó que la Ley General de Desarrollo Social articula la noción de pobreza asociada a siete carencias: salud, educación, vivienda, servicios, seguridad social e ingreso: “Una narrativa que expresa que solo dos de cada 10 mexicanos no son pobres o vulnerables. Eso nos habla que es la expresión más dura de la desigualdad”.
Expuso que la riqueza de cuatro mexicanos representa más del 9 por ciento del PIB Nacional: Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Baillères y Ricardo Salinas Pliego.
“Se trata de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos (…) No obstante, que el país y la economía global creció, este crecimiento generó a la par una mayor concentración de la riqueza y la concentración de riqueza es concentración de poder”, señaló.
El especialista en desarrollo social llamó a transformar la narrativa de lo social e integrar la noción de que la pobreza y la desigualdad son fenómenos articulados. De igual forma subrayó que aun cuando algunos estudios dicen que la desigualdad se ha reducido en ciertos mínimos, esta reducción ha sido incluso menor a la que existía hace 25 años.
“Lo que tenemos que reconocer es que hoy los indicadores con los cuales se miden las carencias tienen umbrales muy bajos, es un debate y una discusión que hay que abrir. Hay que reconocer que la narrativa de una visión social articulada en derechos humanos es el gran pendiente y desafío del estado mexicano a fin de poder ser consecuente”, concluyó Mario Luis Fuentes.
La conferencia Pobreza y desigualdad dio fin al ciclo Los Problemas nacionales y el Derecho II, coordinado y moderado por José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de El Colegio Nacional.