Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, festejó que «por fin en el mundo se reconoce cada vez más que la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos, una pandemia de salud pública y un grave obstáculo para el desarrollo sostenible».
Pero también refirió que todavía podemos y debemos hacer mucho más para que esta toma de conciencia se traduzca en unas medidas de prevención y de respuestas significativas.
Ban Ki-moon, en este sentido ponderó que la violencia contra las mujeres y las niñas sale muy cara a las familias, las comunidades y las economías: «Si una mujer no puede trabajar a causa de la violencia, puede peligrar su situación laboral, lo que socavará su autonomía y menguará su capacidad de obtener los ingresos que necesita y de poner fin a una relación abusiva. La violencia contra las mujeres también trae consigo una disminución de los niveles de productividad en las empresas y agota los recursos de los servicios sociales, del sistema de justicia y de los organismos de salud».
Así, remarcó que «la violencia doméstica y la violencia infligida por la pareja siguen siendo un problema generalizado y la impunidad por esos delitos agrava la situación. Todo ello desemboca en un sufrimiento enorme y en la exclusión de las mujeres, al verse privadas de la posibilidad de participar de manera plena y legítima en la sociedad».
Insitió en que «el mundo no se puede permitir pagar ese precio. Las mujeres y las niñas tampoco pueden permitírselo y no deberían tener que hacerlo. Sin embargo, este tipo de violencia se observa todos los días alrededor del mundo y las iniciativas dirigidas a hacerle frente, si bien cuentan con un decidido compromiso político, sufren un déficit crónico de financiación».
Mencionó que desde 2008 está al frente de la campaña ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres, la cual pide que se adopten medidas a escala mundial para que se destinen más recursos a luchar contra el problema y para que se busquen soluciones.
En correspondencia exhortó a los Gobiernos a que muestren su compromiso incrementando de forma considerable el gasto nacional en todos los ámbitos pertinentes, por ejemplo, prestando apoyo a los movimientos de mujeres y las organizaciones de la sociedad civil, y le pidió a los dirigentes mundiales a que colaboren con ONU-Mujeres y el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la Violencia contra la Mujer. Pedimos también al sector privado, las instituciones filantrópicas y los ciudadanos interesados que asuman la responsabilidad que les corresponde.
«Hoy el mundo se iluminará de naranja como símbolo de un futuro prometedor para las mujeres y las niñas. Si invertimos específicamente en este ámbito, podremos mantener esa luz siempre encendida, defender los derechos humanos y eliminar para siempre la violencia contra las mujeres y las niñas.», concluyó.