«¿Puede 2016 irse a la mierda de una vez?», escribió Madonna en su cuenta Twitter al enterarse de la muerte de su amigo George Michael estas navidades; y de inmediato el lamento de la reina del pop se hizo viral. Solo un día antes, el mundo despedía a Vera Rubin, la astrónoma que probó la existencia de la materia oscura, pero su muerte fue mucho menos mediática. Otras grandes figuras de la ciencia han desaparecido este año y este es nuestro homenaje.
Marvin Lee Minsky, padre de la inteligencia artificial
(9 de agosto de 1927 – 24 de enero de 2016)
Minsky fue uno de los padres de la inteligencia artificial. Sus invenciones en la década de 1950 se adelantaron a las tecnologías más avanzadas de hoy. También fue asesor de Stanley Kubrick para la película 2001: Una odisea en el espacio.
Entre sus innovaciones destacan la construcción de la primera red neuronal –un sistema diseñado para emular la red de neuronas del cerebro–. En la actualidad, con el respaldo de mucha más potencia de procesamiento, esta idea es la base del campo del aprendizaje profundo, un área en la que están compitiendo empresas como Google y Facebook.
Otros logros de este neoyorkino en la década de 1950 incluyeron el diseño de una mano robótica y de un precursor de los auriculares de realidad virtual. Además, fue uno de los creadores del Laboratorio de Inteligencia Artificial y del Media Lab, ambos del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Además de su trabajo de investigación, Minsky reflejó su pensamiento en libros como The Society of Mind (1986) y The Emotion Machine (2006).
Ray Tomlinson, pionero del correo electrónico
(23 de abril de 1941 – 5 de marzo de 2016)
El programador estadounidense Raymond Samuel “Ray” Tomlinson creó en 1971 el primer sistema de correo electrónico adaptado para ARPANET, la red del departamento de Defensa de EE UU que precedió a internet. También fue el primero que usó la arroba (@) para separar el nombre del usuario y del servidor. Su primera dirección de correo electrónico fue tomlinson@bbn-tenexa.
Entre sus distinciones, se encuentra desde 2012 en el Internet Hall of Fame, y junto a Michael Cooper ganó en 2009 el Premio Príncipe de Asturias a la investigación científica y técnica por su aportación al desarrollo del correo electrónico y de la telefonía móvil.
Lloyd Stowell Shapley, matemático de juegos
(2 de junio de 1923 – 12 de marzo de 2016)
Este matemático y conomista estadounidense ha sido uno de los mayores expertos de la historia en teoría de juegos, un área de la matemática aplicada que ha cobrado enorme importancia en las teorías económicas.
Estudió en Harvard, fue soldado de la Fuerza Aérea de EE UU durante la Segunda Guerra Mundial y ejerció como profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, entre otras experiencias.
Junto a Alvin E. Roth, ganó el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2012. Sin embargo, él se consideraba a sí mismo más matemático que economista. Sus investigaciones en teoría de juegos le llevaron a aplicar distintos algoritmos a situaciones cotidianas con una importante dimensión social, tales como la admisión de una persona en la universidad, la búsqueda de pareja o la donación de órganos.
Zaha Mohammad Hadid, la gran arquitecta
(31 de octubre de 1950 – 31 de marzo de 2016)
Nacida en Irak y nacionalizada británica, Zaha Hadid fue bautizada por el diario The Guardian como ‘la reina de la curva’ por su trabajo pionero como arquitecta.
Gran parte de su trabajo, procedente de la corriente del deconstructivismo, fue de carácter conceptual. Entre algunas de sus obras construidas se encuentran el Centro Acuático de Londres, expresamente diseñado para los Juegos Olímpicos de 2012; y la Ópera de Guangzhou en China.
En España tiene tres obras construidas: el pabellón puente de Zaragoza, el edificio anexo a las bodegas Viña Tondonia en Haro (Logroño) y la estación de Euskotren en Durango (Vizcaya).
Entre su colección de galardones, destaca por haber sido la primera mujer en la historia en recibir el Premio Pritzker de arquitectura en 2004 y la Medalla de Oro del Real Instituto de Arquitectos Británicos en 2015.
Harold Walter Kroto, descubridor de los fullerenos
(7 de octubre de 1939 – 30 de abril de 2016)
Sir Harold Kroto fue profesor en las Universidades de Florida (EE UU) y Sussex (Reino Unido). Su logro más destacado fue, junto a Robert Curl y Richard Smalley, el descubrimiento de los fullerenos en 1985, que les hizo merecedores del Premio Nobel de Química en 1996. Sin embargo, el químico británico, descendiente de inmigrantes judíos polacos y alemanes que huyeron de la Alemania nazi, quitaba importancia al galardón en una entrevista concedida a Sinc en 2012: “Para ganar un premio Nobel no hay que ser un genio”.
Los fullerenos son moléculas de carbono que pueden adoptar forma de esfera, anillo o tubo. Son la tercera forma molecular más estable de carbono tras el grafito y el diamante, y poseen propiedades que les han convertido en un elemento muy útil en la síntesis de compuestos. El primer fullereno descubierto consta de 12 pentágonos y 20 hexágonos y tiene una estructura idéntica a la cúpula geodésica o un balón de fútbol.
Solomon Wolf Golom, inspirador del Tetris
(30 de mayo de 1932 – 1 de mayo de 2016)
Este matemático estadounidense y profesor de ingeniería eléctrica en la Universidad del Sur de California cobró fama por su obra en el ámbito de las matemáticas recreativas. Inventó juegos como el Cheskers en 1948. Se especializó en análisis combinatorio y codificación numérica, y su trabajo fue muy influente sobre los sistemas de comunicación del mundo moderno.
Supo trasladar sus conocimientos numéricos a la ingeniería de las comunicaciones digitales a través de la codificación aplicada a la telefonía móvil e incluso las transmisiones a la tierra desde el Curiosity en Marte. Creó objetos geométricos conocidos como poliominos y pentominos, que dieron forma al popular juego de Tetris.
Suzanne Corkin, espía de la memoria
(18 de mayo de 1937 – 24 de mayo de 2016)
Profesora de Neurociencia en el MIT, Corkin es conocida como pionera en el campo de la neuropsicología y la neurociencia cognitiva. Esta psicóloga estadounidense exploró la memoria humana en pacientes con alzhéimer, párkinson y amnesia; y destacó por su exhaustiva investigación del caso de de Henry Gustav Molaison.
El paciente, que padecía de un cuadro grave de pérdida de recuerdos, fue el punto de partida de muchas teorías en torno al cerebro y la memoria. Corkin se dedicó a su estudio desde que conoció a Molaison en 1962, hasta su muerte en 2008.
Seymour Papert, el programador que trabajó para los niños
(29 de febrero de 1928 – 31 de julio de 2016)
Compañero de Marvin Lee Minsky, fue la otra mitad fundadora del Artificial Intelligence Laboratory en el MIT. El logro más reconocido de este destacado científico computacional, matemático y educador sudafricano es la creación del lenguaje de programación Logo junto a Danny Bobrow, Wally Feurzeig y Cynthia Solomon.
En la Universidad de Ginebra trabajó con el psicólogo educativo Jean Piaget, padre del constructivismo, desde 1959 hasta 1963. Su acercamiento a las ideas de Piaget, quien llegó a afirmar que nadie le entendía tan bien como Papert, le llevó a desarrollar una visión del aprendizaje llamada construccionismo, de la que nació el lenguaje Logo. Es un instrumento didáctico que permite a los niños construir sus conocimientos y desarrollar procesos de pensamiento lógico-matemáticos.
Más tarde, Papert colaboró con la famosa empresa de juguetes de construcción Lego, y de esta unión surgieron los Mindstorms, juguetes programables para enseñar teorías de robótica básica a los niños.
Ahmed Hassan Zewail, retratista de átomos
(26 de febrero de 1946 – 2 de agosto de 2016)
Nacionalizado estadounidense, Ahmed Hassan Zewail fue el primer laureado egipcio en la historia del Premio Nobel, en la categoría de Química en 1999. Logró este galardón por haber logrado fotografiar, con ayuda de un láser de alta velocidad, los átomos de una molécula en movimiento durante una reacción química.
Se le bautizó como padre de la femtoquímica, que es el estudio de las reacciones químicas en intervalos de tiempo extremadamente cortos.
Roger Yonchien Tsien, descubridor de un mundo fluorescente
(1 de febrero de 1952 – 24 de agosto de 2016)
De origen chino y nacido en Nueva York, Tsien fue profesor de química y bioquímica en la Universidad de California en San Diego.
Llegó a acumular más de 50 distinciones y premios a lo largo de su carrera, entre ellos el Nobel de Química en 2008, compartido con Osamu Shimomura y Martin Chalfie, por el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente.
Según la Academia Sueca, Tsien «extendió la paleta de colores más allá del verde, lo cual permite a los investigadores dar a las proteínas y células diferentes colores, para seguir varios procesos biológicos al mismo tiempo».
La biomolécula que produce fluorescencia, generada por la medusa Aequorea victoria, es ahora una herramienta indispensable en investigaciones de ramas como la microbiología, la ingeniería genética o la fisiología.
James Watson Cronin, rompedor de simetrías
(29 de septiembre de 1931 – 25 de agosto de 2016)
El físico nuclear estadounidense James Cronin fue laureado con el Premio Nobel de Física en 1980 junto a Val Logsdon Fitch. En 1964, llevó a cabo un experimento que permitió probar que ciertas reacciones subatómicas no cumplen los principios fundamentales de la simetría.
Al analizar el decaimiento de partículas llamadas kaones, se dio cuenta de que las reacciones en sentido inverso no siguen la misma trayectoria que la original. Así descubrió la denominada violación CP, la ruptura de dos leyes de simetría (carga y paridad).
Klim Ivanovich Churyumov, la mitad de un cometa
(19 de febrero de 1937 – 14 de octubre de 2016)
Nacido en Ucrania durante los años de la Unión Soviética, Churyumov descubrió junto a la astrónoma Svetlana Ivanova Geramisenko el cometa 67P/Churyumon-Geramisenko. La sonda espacial Rosetta y su módulo de aterrizaje Philae, lanzados en 2004, aterrizaron en agosto de 2014 sobre el cometa en una ambiciosa misión de la Agencia Espacial Europea con el objetivo de estudiarlo.
Además de su huella en el firmamento, Churyumov también fue director del Planetario de Kiev, miembro de la National Academy of Sciences de Ucrania, la International Astronomical Union y la Academia de Ciencias de Nueva York (EE UU).
John Glenn, veterano astronauta
(18 de julio de 1921 – 8 de diciembre de 2016)
El astronauta John H. Glenn Jr. murió en el estado que le vio nacer, Ohio (EE UU).
En 1962 Glenn se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra, y también el tercero en realizar un vuelo espacial (tras Alan Shepard y Gus Grissom). Volvió al espacio en 1998 a la edad de 77 años, siendo hasta ahora la persona de más edad en conseguirlo.
Además de astronauta, también fue piloto de combate durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, así como senador por Ohio durante un cuarto de siglo, desde 1974 a 1999. Este último año recibió, junto a otros compañeros, el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
Henry Judah Heimlich nos salvó de la asfixia
(3 de febrero de 1920 – 17 de diciembre de 2016)
A pesar de tener más otros dos inventos a su nombre (la válvula Heimlich y un suministro de oxígeno portátil), el médico estadounidense logró el máximo renombre gracias a la maniobra que lleva su nombre. Esta se emplea en casos de asfixia o ahogamiento por comida, y consiste en una compresión abdominal que ayuda al afectado a expulsar el agente obstructor de sus vías respiratorias.
Vera Rubin, madre de la materia oscura
(23 de julio de 1928 – 25 de diciembre de 2016)
A la astrónoma estadounidense Vera Rubin le debemos el descubrimiento de la materia oscura. No obstante, el Nobel de Física nunca le fue otorgado. Múltiples reconocimientos avalan su trayectoria, entre los cuales destaca una Medalla de Oro de la Real Sociedad Astronómica de Gran Bretaña, lo que la convirtió en la segunda mujer reconocida por esta institución después de la astrónoma alemana Caroline Herschel en 1828.
Aunque el primero en hablar sobre la materia oscura fue el suizo Fritz Zwicky en 1933, Rubin halló evidencias sobre su existencia en 1964, junto a su compañero de profesión Kent Ford. Su trabajo pionero permitió determinar que más del 90% del universo está compuesto por esta sustancia impalpable, además de explicar su papel en la rotación de las galaxias.