Pinguinos gentú, en la Antartida- AP Foto, Natacha Pisarenko, Archivo

Pinguinos gentú, en la Antartida- AP Foto, Natacha Pisarenko, Archivo


La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció el 25 de enero de 2016 que el 2015 fue el año más caliente en la historia moderna de la humanidad, por lo menos en los que se lleva registro de temperaturas, al grado de que por primera vez se alcanzó el umbral de 1 °C por encima de las temperaturas preindustriales.

La OMM combinó tres conjuntos de datos de observación –reconocidos a escala internacional– con los de sofisticados sistemas de reanálisis, la fuente de referencia internacional más fidedigna para saber los datos de la temperatura media global en superficie del año 2015.

Quince de los 16 años más cálidos que se tenían registrados al 2015, correspondían al siglo XXI, pero el 2015 rompió las marcas en todos los sentidos, ya que se alcanzaron temperaturas más elevadas que las máximas de 2014.

De hecho a ese momento, el período 2011-2015 había sido el quinquenio más cálido del que se tenía registro.

Además, las temperaturas sin precedentes sobre la superficie terrestre y la de los océanos en 2015 fueron acompañadas de numerosos fenómenos meteorológicos extremos, tales como olas de calor, inundaciones y sequías graves.

«La suma de un episodio de El Niño excepcionalmente intenso y del calentamiento global causado por los gases de efecto invernadero tuvo repercusiones graves para el sistema climático en 2015», dijo el entonces  secretario general de la OMM, Petteri Taalas, quien también vaticinó que los efectos del cambio climático inducido por el ser humano se dejarían sentir a partir de ahí durante al menos los cinco próximos decenios.

En ese año, por primera vez se alcanzó el umbral de 1°C por encima de las temperaturas preindustriales.

Junto con el anuncio se hizo la advertencia de que para reducir al mínimo las pérdidas humanas y económicas, era importante que los países mejoren sus sistemas de alerta temprana de desastres, pues el cambio climático aumentó el riesgo de que se produzcan desastres relacionados con el tiempo, los cuales son un obstáculo para el desarrollo sostenible.

¿Cómo se obtuvieron estos datos?

La temperatura global que brindó la OMM se deriva principalmente de tres conjuntos de datos, que mantenían al día el Centro Hadley del Servicio Meteorológico de Reino Unido y la Unidad de investigación climática de la Universidad de East Anglia de Reino Unido (HadCRUT4); los Centros Nacionales para la Información Ambiental (NCEI) de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos de América; y el Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales (GISS), cuyo funcionamiento está a cargo de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).

La OMM también se basó en información procedente de sistemas de reanálisis, que usan un sistema de predicción meteorológica para combinar múltiples fuentes de datos y facilitar así un panorama más completo de las temperaturas mundiales, en particular en las regiones polares. Esta organización también tomó datos de los reanálisis del Centro europeo de predicción meteorológica a medio plazo (CEPMMP).

Todos los conjuntos de datos –del HadCRUT4, la NOAA y la NASA– indicaban que 2015 era el año más cálido, al igual que el reanálisis del CEPMMP.

La OMM usaba el período de referencia 1961-1990, internacionalmente acordado, para medir el cambio climático a largo plazo. La temperatura media global durante ese período fue de 14 °C. El conjunto de datos sobre la temperatura global de la Oficina Meteorológica de Reino Unido se remontan a 1850 y los de la NOAA y la NASA a 1880.

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