Manuel Martínez Morales
La dinámica de la distribución de la riqueza pone en juego poderosos mecanismos
que empujan alternativamente en el sentido de la convergencia y la divergencia,
y no existe ningún proceso natural y espontáneo que permita evitar que
las tendencias desestabilizadoras y no igualitarias permanezcan permanentemente.
Thomas Piketty: El capital en el siglo XXI.
Mis piernas apenas me sostienen, su continuo menoscabo por el paso de los años dificultan mi movilidad de un sitio a otro: del trabajo al bar, de éste a casa, como solía ser mi recorrido frecuente en otros tiempos. Ahora suspendido, pues hasta para subir algún escalón o cruzar la calle requiero de ayuda. Mas lo interesante es que, como consecuencia, la oruga que hurgaba en mi cerebro se ha transformado en una ágil mariposa que me permite elevarme e imaginar que vuelo por el mundo, mirando el diario acontecer desde la altura que mi mariposa-ángel alcance.
Date permiso de ser libre/ date permiso de sanar… desde lo alto repite mi mariposa-dron.
Y tratando de ser libre y alcanzar la sanación de mi maltrecho espíritu busco alguna respuesta y consuelo en los números, sean éstos cuánticos o macroscópicos, computables o no, ¡me vale!
Ya el número “pi” me ha permitido comprender la redondez del planeta y la cuadratura del círculo. Problemas fingidos con soluciones apócrifas o falaces, qué más da. Lo mismo me ocurre con el número primo de su primo, el 19.
Basta de obscenidades y delirios pseudoaritméticos, e intentemos analizar, comprender y dejarnos conducir por el número 0.0101010101010101…, repetitiva y trivial cifra que resulta de la simple división entre 1 y 99; recordando que la suma 1+99 es igual a 100. ¿Y eso qué?
Ya que lo preguntas, te diré que, entre muchas otras cosas, este número nos permite comprender la masacre recién ocurrida en una escuela secundaria de Monterrey, el triunfo de Trump, la incompetencia y estulticia de nuestro presidente y sus catastróficas consecuencias para la mayoría de los mexicanos. Así como el incontenible avance hacia la completa devastación del planeta.
Para abrir boca, sólo mencionaré que desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el restante 99% de habitantes del mundo. Y como indica la aritmética, 1/99=0.0101010101010101…. Ahí está la clave. Pues visto desde otro ángulo, este número nos lleva también a descubrir quiénes son esos pillines que se llevan lo que entre todos producimos: ocho personas (ocho hombres, ninguna mujer) poseen la misma riqueza que 3,600 millones de las personas más pobres del planeta (la mitad de la humanidad).
¡Uta! Y ahí no para el despapaye, pues al desmenuzar el numerito mágico llegamos a saber que los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más.
Vuela mariposita/ vuela y llévame lejos/ lejos de este horror/ que me produce el 0.0101010101010101/ llévame lejos de aquí…/
Los locos delirios de las orugas que habitan mi mente, obsesionadas por la cifra delirante, me hacen ver realidades increíbles: en Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años. ¿Cuál sería esa diferencia entre el ingreso de Carlos Slim y la persona más pobre de México?
Estamos sentados en un barril de pólvora a punto de estallar pues de seguir esta tendencia hacia la desigualdad, ésta amenaza con fracturar nuestras sociedades, incrementa la delincuencia y la inseguridad, vuelve inútil la lucha contra la pobreza y hace que cada vez más personas vivan con más miedo y menos esperanza. Como el jovencito que disparó contra su maestra y sus compañeros de escuela.
In peaceful dreams/ I’ve seen the road back to you/…
Acabar con la desigualdad: que el 0.0101010101010101 se convierta en 1. Para lo cual necesitamos construir –así sea a punta de chingadazos contra quienes todo lo roban- un nuevo consenso, otra sociedad, y dar vuelta a la tortilla para diseñar, e implantar, un modelo económico cuyo principal propósito sea proporcionar bienestar, oportunidades y dar paso al derecho a la felicidad de al menos el 99.999 % de los habitantes de este planeta. Pues una economía humana daría lugar a sociedades mejores y más justas. Garantizaría empleos estables en los que se pagarían salarios dignos. Nadie viviría con miedo a caer enfermo por no poder asumir el costo de su atención médica. Todos los niños y niñas tendrían la oportunidad de desarrollar su potencial. Nuestra economía florecería dentro de las posibilidades finitas de nuestro planeta, y permitiría que las generaciones futuras recibieran un mundo mejor y más sostenible.
Vuela mariposita, vuela y llévame a dónde termina el arco iris, permite que mis ojos vean ese otro mundo donde quepan todos los mundos…
Nota: El lector interesado en profundizar en las cifras de la desigualdad en el mundo y sus consecuencias, consultar el documento de OXFAM: “Una economía para el 99%”. Disponible en http://www.oxfammexico.org/economiahumana/#.WIJhXlXhDIU