Mujeres programando la ENIAC

Mujeres programando la ENIAC


El 15 de febrero de 1946 fue presentada al público la Computadora e Integradora Numérico Electrónico (ENIAC por sus siglas en inglés) la cual se presentó como la primera computadora eléctrica de propósito general, aunque este título pertenece en realidad a la computadora alemana Z1; sin embargo, al ser los aliados quienes ganaron la II Guerra Mundial, es la más famosa. Pero además, a diferencia de otras máquinas, era totalmente digital, es decir, que ejecutaba sus procesos y operaciones mediante instrucciones en lenguaje máquina, mientras que el resto lo hacía con procesos analógicos.

Fue construida en la Universidad de Pensilvania por John Presper Eckert y John William Mauchly, en el «Proyecto X», una operación secreta del Departamento de Defensa de EEUU, en tiempos de la II Guerra Mundial. Podía realizar cerca de 5000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo.

La construcción de ENIAC se hizo componente a componente, en la Escuela Moore de Ingeniería Eléctrica, de la Universidad de Pennsylvania, comenzando con el primer acumulador en 1944 y desarrollando el resto de módulos hasta el ensamblado final.

Esta antecesora de las modernas computadoras físicamente tenía 17 468 tubos de vacío, 7200 diodos de cristal, 1500 relés, 70 000 resistencias, 10 000 condensadores y cinco millones de soldaduras. Pesaba 27 toneladas, y ocupaba una superficie de 167 m² (medía 2,4 m x 0,9 m x 30 m); utilizaba 1,500 conmutadores electromagnéticos y relés; requería la operación manual de unos 6,000 interruptores, y su programa o software, cuando necesitaba modificarse, demoraba semanas de instalación manual.

La ENIAC fue empleada por el Laboratorio de Investigación Balística del ejército de los EEUU, pues la misma había sido diseñada desde su origen con fines militares, para calcular trayectorias de proyectiles.

La historia menos conocida de la ENIAC, sin embargo, es la de las mujeres programadoras que hicieron posible el funcionamiento de la máquina, calificadas entonces como ‘sub-profesionales’ y a las que se negó el reconocimiento que merecían.

Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence, fueron las operadoras.»Las chicas del ENIAC» las llamaban.

Estas mujeres sentaron las bases para que la programación fuera sencilla y accesible para todos, crearon el primer set de rutinas, las primeras aplicaciones de software y las primeras clases en programación. Su trabajo modificó drásticamente la evolución de la programación entre las décadas del 40 y el 50.

La ENIAC elevaba la temperatura del local a 50 °C. Para efectuar las diferentes operaciones era preciso cambiar, conectar y reconectar los cables como se hacía, en esa época, en las centrales telefónicas, de allí el concepto. Este trabajo podía demorar varios días dependiendo del cálculo a realizar.

Uno de los mitos que rodea a este aparato es que la ciudad de Filadelfia, donde se encontraba instalada, sufría de apagones cuando la ENIAC entraba en funcionamiento, pues su consumo era de 160 kW.

El ENIAC comenzó a quedarse obsoleto y también aumentó el índice de averías (y el tiempo de indisponibilidad del sistema) por lo que se empezó a barajar su retirada, que fue efectiva el 2 de octubre de 1955 a las 23:45. Gracias al Doctor John von Neumann, gran parte del ENIAC se conservó y hay partes expuestas en la Academia Militar de West Point o en el Instituto Smithsonian de Washington D.C.

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