La vaquita marina (Phocoena sinus) es una especie endémica del Golfo de California que se encuentra en peligro de extinción debido a las redes que los pescadores de la región utilizan para atrapar al pez totoaba, comentó el biólogo marino Benjamín Martínez, fundador de Explorando la Vida, asociación civil orientada a la protección de esta especie.
“No es un depredador lo que está acabando con la población, son las herramientas del hombre las que están asfixiando a las vaquitas marinas y pareciera que su extinción está pasando desapercibida”, lamentó el experto.
Hasta el momento, la población de vaquitas marinas se estima en 30 individuos que se desplazan a lo largo de 40 mil kilómetros cuadrados y los esfuerzos por parte de los investigadores son cada vez más puntuales pero insuficientes para su conservación.
En ningún otro sitio del mundo existe este mamífero marino que mide 150 centímetros de largo, pesa hasta 50 kilogramos, vive unos 22 años y tiene ocho crías a lo largo de su vida.
“Para salvar a una especie necesitamos el apoyo de todos, sociedad y gobierno, necesitamos difundir que el valor ecológico de una especie como la vaquita puede crear afectaciones al ambiente. Así que entre más gente la conozca ésta se puede salvar. El gobierno orientaría políticas puntuales para extender la veda en el hábitat de la vaquita o podría promover que estas redes sean retiradas”, dijo el especialista en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Aislar a la vaquita marina en cautiverio para reproducirla es una de las últimas opciones que consideramos -comentó Martínez- pero implica un gran reto en la logística. Se tendrían que rastrear a 30 animales en 40 mil kilómetros cuadrados, atraparlos con redes, diseñar un sitio de cautiverio amplio para llevarlas, considerar su traslado, buscar 21 especies de calamares para proveerlas de alimento, entre otras medidas, por lo que “¿no sería más fácil quitar las redes?”, cuestionó el biólogo.
“Así, el cautiverio no es una opción para salvar a la vaquita de la extinción, por si fuera poco, es un animal sumamente tímido que huye de los humanos y no le gustan las embarcaciones en movimiento y se sumerge. Para observarla usamos ‘bigeyes’, una especie de binoculares gigantes que nos permiten observar a las vaquitas a una distancia equivalente a 4 metros, cuando en realidad están a 100 metros de distancia. De modo que si lográramos atraparlas y llevarlas a cautiverio no sabríamos si resistirían el estrés de todo el proceso. Algunos biólogos preferiríamos liberarlas antes de ver cómo sufren y mueren en cautiverio”, reconoció Benjamín Martínez.
La vaquita marina es el mamífero acuático más pequeño del mundo que necesita ser protegido, por ello, la asociación civil Explorando la Vida realizará una expedición en agosto próximo para difundir información científica útil para su conservación y monitoreo, capacitará a agentes de conservación locales para dar a conocer a la especie, su situación y los esfuerzos nacionales e internacionales para su conservación, a través de la Expedición Vaquita 2017.
“La recuperación de esta especie es posible pero hay que comenzar a cuidarla desde ya, si seguimos como hasta ahora probablemente el próximo año su población se reduzca a la mitad. Necesitamos la ayuda de todos, desde voluntarios hasta grandes patrocinadores como Nikon que nos brinden tecnología para investigar y ayudar a la vaquita que su situación es crítica. Tan solo en los últimos cinco años ha desaparecido el 95 por ciento de su población, por lo que podríamos ser espectadores de su extinción en los próximos años”, concluyó.
Pie de foto: La situación de la vaquita marina es crítica, tan solo en los últimos cinco años ha desaparecido el 95 por ciento de su población. Deben establecerse políticas para extender la veda en su hábitat y retirar las redes que provocan su muerte, dijo Benjamín Martínez. (Foto: Tomada de ecoosfera.com).