Enmedio de la amenaza mundial que representa la tensión entre Estadso Unidos y Corea del Norte, así como la amenaza de usar armas nucleares, la «Campaña Internacional para la abolición de las armas nucleares» (ICAN, por sus siglas en inglés) fue designada para recibir el Premio Nobel de la Paz 2017, «por su labor para llamar la atención sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de cualquier uso de las armas nucleares y por sus esfuerzos innovadores para lograr una prohibición convencional de tales armas».
Vivimos en un mundo donde el riesgo de que se utilicen las armas nucleares es mayor de lo que ha sido durante mucho tiempo. Algunos estados están modernizando sus arsenales nucleares, y hay un peligro real de que algunos países intenten incrementar sus arsenales nucleares, como, por ejemplo, Corea del norte. Las armas nucleares representan una amenaza constante para la humanidad y toda la vida en la tierra.
ICAN está formada por un conglomerado de organizaciones no gubernamentales de unos 100 países y ha sido una “fuerza motriz” y un “actor líder de la sociedad civil” del movimiento contra las armas nucleares y ha dirigido esfuerzos para “estigmatizar, prohibir y eliminar” este tipo de armamento, apunta la argumentación del premio.
Con este Nobel, explica el Comité Noruego, se pretende “instar a los Estados nucleares a que inicien las negociaciones para la eliminación gradual en el mundo de 15.000 armas nucleares”. ICAN -puntualiza el ente encargado de dfinir al Nobel de la Paz cada año- alerta de “las catastróficas consecuencias humanitarias” de esos arsenales.
ICAN se ha esforzado por “estigmatizar, prohibir y eliminar” las armas nucleares
El Comité poneró como un “importante argumento” para la prohibición de las armas, el “inaceptable sufrimiento humano” que provocan y resaltó la importancia de prohibirlas, porque incluso otros armamentos menos destructivos, como las minas antipersonas, bombas de racimo y las armas químicas y biológicas ya fueron prohibidas por distintos tratados.
El Nobel destacó que el 7 de julio de este año 122 países firmaron un tratado internacional contra la proliferación nuclear, pero lamentó que ni “los países que tienen armas nucleares ni sus aliados” lo han ratificado, aunque EE.UU., Rusia, Reino Unido, Francia y China han dado un primer paso en este sentido.
Este premio, es “también un llamado” a estos países para que inicien “negociaciones serias” para la eliminación de las “15.000 armas nucleares que hay en todo el mundo”.
Un Nobel de la Paz como apuesta para consolidar aquello que está en entredicho
El año pasado el Nobel fue para Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, por el acuerdo de paz con las FARC.
Como sucedió en 2016, el Nobel de la Paz se entrega para consolidar acciones que están en proceso.
En Colombia el referéndum sobre el acuerdo de paz no obtuvo respaldo y aún así fue galardonado Santos. La distinción de este año llega en medio de tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte por sus pruebas nucleares y las críticas de Trump al acuerdo con Irán.
El acuerdo nuclear iraní, los “cascos blancos” sirios, el papa Francisco, la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), el padre Alejandro Solalinde (defensor de los migrantes en México) eran algunos de los nombres que sonaban en las quinielas para el Nobel de la Paz de este año, que se ha fallado este viernes por la mañana en Oslo.
El Premio Nobel de la Paz -como es tradición-, es el único de los seis Nobel que se otorga y entrega fuera de Suecia, siguiendo el expreso deseo de Alfred Nobel. Con este galardón se busca siempre reconocer a los que contribuyen con el hermanamiento de los pueblos, a la eliminación o reducción de armamento e impulsar la paz en el mundo.
La entrega de los Nobel será el 10 de diciembre, el aniversario de la muerte del fundador de los galardones, Alfred Nobel, en una doble ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo, donde se entrega el de la Paz, y en el Konserthus de Estocolmo, para el resto de los galardones.