El químico húngaro János Irinyi fue el inventor de las cerillas silenciosas y no explosivas, que patentó el 24 de octubre de 1836.
Tras muchas horas de investigación y experimentación, decidió mezclar el fósforo con dióxido de plomo en la cabeza de las cerillas, en lugar del clorato de calcio que se utilizaba anteriormente.
Irinyi vendió su invento a un fabricante de fósforos y se fue durante un tiempo a estudiar al extranjero. Entre otros lugares, realizó estudios en el Colegio de Agricultura de Berlín.
Tras regresar a Hungría, fundó las primeras fábricas de fósforos en la ciudad de Pest, escribió varios artículos sobre química y publicó su libro de texto para escuelas titulado The Elements of Chemistry.
Este químico tuvo un papel importante en la revolución húngara de 1848. Luis Kossuth, uno de los líderes de la revuelta, le asignó dirigir la fabricación de armas y pólvora, y lo puso a cargo de la supervisión de las fábricas nacionales.
Tras la revolución fallida, fue sentenciado a la cárcel y cuando salió en libertad se retiró de la política para dedicarse exclusivamente al trabajo científico.
A Irinyi se le asocia mayormente con la invención de las cerillas. Sin embargo, fue uno de los primeros en difundir el conocimiento general sobre la nueva química, y tuvo gran influencia en el desarrollo del lenguaje de esta materia en su país. Falleció en 1895 a la edad de 78 años.