Los investigadores que trabajan con el instrumento HARPS (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher, un buscador de planetas de alta precisión por velocidad radial) de ESO, instalado en el Observatorio La Silla en Chile, han descubierto que alrededor de la estrella enana roja Ross 128, orbita un exoplaneta de baja masa cada 9,9 días.
Los científicos esperan que este mundo del tamaño de la Tierra sea templado, con una temperatura superficial que también podría ser similar a la del nuestro. Ross 128 es la estrella cercana ‘más tranquila’ que alberga a un exoplaneta templado de este tipo.
«Este descubrimiento se basa en más de una década de seguimiento intensivo con el instrumento HARPS, junto con reducción de datos y técnicas de análisis de última tecnología. Solo HARPS ha demostrado tanta precisión y, quince años después del inicio de sus operaciones, sigue siendo el mejor instrumento de velocidad radial», explica Nicola Astudillo-Defru, del Observatorio de Ginebra (Suiza) y coautor del artículo que presenta el descubrimiento.
Ross 128 b y otros posibles planetas que orbiten alrededor de su tranquila estrella podrían ser la morada conocida más cercana para albergar vida
Pese a ser de las más comunes, las enanas rojas son uno de los tipos de estrella más frías y débiles del universo. Esto hace que sean muy buenos objetivos para la búsqueda de exoplanetas y por eso están siendo cada vez más estudiadas. De hecho, Xavier Bonfils (Instituto de Planetología y de Astrofísica de Grenoble – Universidad de Grenoble-Alpes/CNRS, Grenoble, Francia), que dirige el equipo, bautizó al programa de HARPS como “El atajo a la felicidad”, ya que es más fácil detectar a los pequeños hermanos fríos de la Tierra alrededor de estas estrellas, en comparación con estrellas similares al Sol.
Muchas estrellas enanas rojas, como Próxima Centauri (a 4,2 años luz de la Tierra), emiten llamaradas que, ocasionalmente, bañan de letal radiación ultravioleta y de rayos X a los planetas que las orbitan. Sin embargo, parece que Ross 128 es una estrella mucho más tranquila, de manera que sus planetas podrían ser la morada conocida más cercana para albergar vida.
Aunque actualmente está a once años luz de la Tierra, Ross 128 se mueve hacia nosotros y se espera que se convierta en nuestra vecina estelar más cercana en tan solo 79 000 años, un parpadeo en términos cósmicos. Los autores recuerdan que, para entonces, el exopleneta Próxima Centauri b (también conocido como Próxima b) será ‘destronado’ y Ross 128 b pasará a ser el más cercano a la Tierra.
Con los datos de HARPS, el equipo descubrió que Ross 128 b orbita 20 veces más cerca de su estrella que la distancia a la que la Tierra orbita del Sol. A pesar de la proximidad a su estrella, este exoplaneta recibe sólo 1,38 veces más radiación que la Tierra. Como resultado, se estima que la temperatura de equilibrio de Ross 128 b se encuentran entre -60 y 20° C, gracias a la naturaleza débil y fría de su pequeña estrella enana roja, que tiene poco más que la mitad de la temperatura superficial del Sol.
Incertidumbre sobre su habitabilidad
Mientras que los científicos involucrados en este descubrimiento consideran que Ross 128 b parece ser un planeta templado, sigue habiendo incertidumbre en cuanto a si el planeta se encuentra dentro, fuera, o en el umbral de la zona habitable, donde puede existir agua líquida en la superficie de un planeta.
Actualmente los astrónomos están detectando cada vez más exoplanetas templados y, la próxima etapa, será estudiar con más detalle sus atmósferas, su composición y su química. Será de vital importancia la posible detección de la presencia de biomarcadores en las atmósferas de los exoplanetas más cercanos, incluyendo el oxígeno, un gran paso para el que el Extremely Large Telescope (ELT) de ESO estará preparado.
«Las nuevas instalaciones de ESO jugarán un papel crítico, primero, en el censo de planetas de masa parecida a la de la Tierra favorables para su caracterización. En particular, NIRPS, el brazo infrarrojo de HARPS, aumentará nuestra eficiencia en la observación de enanas rojas, que emiten la mayor parte de su radiación en el infrarrojo. Y luego, el ELT proporcionará la oportunidad de observar y caracterizar gran parte de estos planetas», concluye Xavier Bonfils.