Conocer la densidad de población de las especies amenazadas o tener un registro de su evolución son dos de las preocupaciones clave para los científicos en materia de conservación. Para dar respuesta a estas cuestiones, el profesor Marcos Méndez, investigador del área de Biodiversidad y Conservación de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), ha ideado un sistema que permite contar de modo sencillo los ciervos volantes (Lucanus cervus), el mayor escarabajo de Europa, protegido desde los años 70 e incluido en la Directiva de Hábitats.
“Basta con caminar 100 metros en 10 minutos al oscurecer, momento en que echan a volar los machos de ciervo volante”, destaca el investigador de la URJC. Esta práctica se lleva a cabo ocho veces durante los meses de junio y julio y después se suman todos los conteos.
Con este método, puesto en marcha en colaboración con Chabier de Jaime, profesor de secundaria en Calamocha (Teruel), se han logrado trazar las variaciones de abundancia del ciervo volante y asociarlas a la cantidad de lluvia en el invierno previo.
“Estos escarabajos no se dejan ver fácilmente y, además, están muy repartidos por la geografía. Por tanto, sería necesario un ejército para hacerse una idea de si la especie se va a pique o remonta”, explica el investigador. “Ahora, es tan fácil que estudiantes de secundaria han sido capaces de seguir el devenir de las poblaciones durante siete años”, añade. Cada año el profesor Chabier ha trabajado con voluntarios para ir realizando los ocho muestreos requeridos por el método.
Estudiantes de secundaria han sido capaces de seguir el devenir de las poblaciones durante siete años
Además, este sistema permite también abordar otro problema tradicional para la conservación del ciervo volante: describir su hábitat. Con la ayuda de Manuel Alcántara, asesor ambiental de Cantabria, que contó ciervos volantes en diez sitios a lo largo del valle del Miera y luego usó herramientas de cartografía digital, se ha podido constatar que esta especie persiste en pequeños fragmentos de bosque rodeados de matorral o campiña. “Un conocimiento tan básico había sido difícil de conseguir, hasta ahora, por falta de un método fiable de contar ciervos volantes”, afirma Méndez.
Un método sencillo pero con rigor científico
Estas experiencias han sido publicadas recientemente en la revista Journal of Insect Conservation. Marcos Méndez ya formó parte el año pasado de un equipo de investigadores de ocho países, que puso a punto un método para contar ciervos volantes aplicable al seguimiento europeo de la especie, según los requerimientos de la Directiva de Hábitats.
La técnica usada en este nuevo artículo es igualmente sencillo, pero requiere menos tiempo y está al alcance de cualquier ciudadano. El investigador de la URJC subraya que “de este modo, se podrán tener muchos ojos en muchas partes y la conservación del ciervo volante será más probable”.
Actualmente, la Unión Europea está aplicando este sistema y busca gente que desee participar a través un programa de voluntariado. Marcos Méndez es, además, coordinador de este proyecto para España.
Referencia bibliográfica:
Marcos Méndez et al. «Habitat description and interannual variation in abundance and phenology of the endangered beetle Lucanus cervus L. (Coleoptera) using citizen science monitoring» Journal of Insect Conservation diciembre 2017, Volume 21, Issue 5–6, pp 907–91