La psicología no debe abocarse tanto al pasado o al futuro, sino al presente, al día de hoy, expresó el catedrático del Sistema de Enseñanza Abierta (SEA) de la Universidad Veracruzana (UV) Roberto De Gasperín en la presentación de su libro No empujes el río. Psicología de lo cotidiano, editado por esta casa de estudios.
El evento tuvo lugar este sábado 10 de mayo en la Galería AP de la Unidad de Artes. Ahí, el psicoterapeuta explicó que el título del libro, y el libro en sí, provienen del deseo de llevar a cabo una vida paulatina. “Los jóvenes quieren vivir de prisa, los niños quieren ser adultos, ya quieren tener credencial de elector para ir a la disco, y los adultos quisiéramos regresar el tiempo, en lugar de dejar que transcurra”.
Subrayó, en alusión al neurólogo y psiquiatra austriaco-judío Viktor Frankl (cuya presencia es constante a lo largo del libro), que la mayor epidemia del siglo XXI no es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o el cáncer, sino el sufrimiento por la falta de sentido.
En la presentación participó Sabás Huesca, catedrático y periodista; el psicólogo y psicoterapeuta Román Segura, y quien prologó el libro, Eduardo Almeida.
Huesca mencionó que No empujes el río. Psicología de lo cotidiano, está conformado por 11 capítulos, y que es el noveno tomo de una saga. “Un “librito lleno de sabiduría práctica”.
El último capítulo, continúo, está intitulado Confieso que he vivido, inspirado en el libro de memorias del poeta chileno Pablo Neruda. “Leyéndolo recordé la frase aquella de Picasso ‘lo importante no es agregarle años a la vida, sino vida a los año. Vivir plenamente, pues parece ser la receta que todos los que aprecian este don único, nos dan”, compartió.
Más adelante citó que el mensaje de la obra es que en la vida de cada quien hay un sentido y cada quien debe hallarlo.
Eduardo Almeida no logró asistir pero envió su texto, cuyas líneas fueron leídas por Aldo De Gasperín. “La preocupación central del libro es el individuo, ese sujeto preocupado por el tiempo y el deseo”, opinó el prologuista.
Finalmente, Román Segura calificó la obra como “un botiquín preventivo y remedial” que “hace trizas a la prisa”.
Liliana Calatayud, quien fue la editora del libro, participó en calidad de mordedora.