El ciberespacio se ha convertido en el sitio donde se propician las relaciones sociales, económicas, políticas e incluso de poder, con la diferencia de que es virtual, opinaron los especialistas que participaron en la Mesa 4 “La tecnociencia y la transformación de la vida cotidiana” del Foro Académico “Ciencia y Tecnología”.
El evento formó parte de las actividades académicas de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2014, la cual tiene como sede principal la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV) y concluye el próximo 18 de mayo.
En la mesa participaron Lourdes Marquina Sánchez, profesora-investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM); Cristina González Díaz, investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Básicas de la UV, y Rubén López Domínguez, investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Biológicas de la UV.
Lourdes Marquina repasó la historia de la web o el Internet y comentó que se originó entre 1950 y 1960, con fines militares. Posteriormente, en los ochenta, el uso fue meramente científico-académico, lo cual cambió para 1990 cuando su finalidad se convirtió en comercial y a partir del 2000 ha cambiado las formas de interacción social, cultural, económica y política.
Lamentó que la tecnociencia (entendida como la alianza entre los agentes de las culturas científicas) tenga la libertad de moldear nuestra cultura y estilo de vida.
“La ciencia ha dejado de ser concebida como un bien público, para convertirse en un bien económico”, sentenció.
Las redes sociales
La idea de que son los jóvenes quienes usan con mayor frecuencia las redes sociales es una falsedad; de acuerdo con diversas estadísticas la gran mayoría de los usuarios son de 25 a 42 años.
Rubén López Domínguez, académico de la UV, dijo que en 2009 Facebook dio a conocer que el mayor porcentaje de crecimiento de usuarios fueron las personas mayores de 55 años, “no son niños ni adolescentes la gran mayoría de sus registros”.
El éxito de estas formas de interactuar a través de la web –citó a Pamela Ross Munguía y Sahiram Sigüenza Mojica– radica en que dan al anónimo, popularidad; al discriminado, integración; al diferente, igualdad. Por lo que son un medio excelente para que nosotros salgamos de ese anonimato en el que a veces queremos estar y ésa es la razón por la que se han vuelto adictivas.
Recomendó a los padres de familia que aunque sus hijos son nativos digitales, esto no significa (o implica) que usen sabiamente las tecnologías de la información y comunicación, en todo caso deben ser orientados en el manejo adecuado para no contribuir más a que se aíslen los individuos y a fragmentar aún más el entorno familiar.
“Estamos dejando que estas tecnologías nos controlen, por ello es necesario establecer coordenadas del uso correcto de las tecnologías”, finalizó.
Lo artificial y lo natural
Cristina González Díaz declaró que hoy en día las diferencias entre lo natural y lo artificial no son muy fáciles de distinguir, pero también ha surgido con mayor énfasis el cuestionamiento ¿cuándo se dio el giro de valorar lo artificial sobre lo natural?
Lo cierto es, comentó, que en los últimos años ha estado en boga el “naturismo”, una ideología o forma de pensar que valora más lo natural que lo artificial, pero lo curioso es que este movimiento surge y se disemina a través de las redes sociales.
“Vivimos pegados y dependientes de las computadoras, aunque seamos naturalistas”, apuntó.