Pedro Pérez Luna, sintió feo, muy feo, cuando en San Salvador Huehuetla, (el municipio donde nació, allá en la Sierra Norte de Puebla) le dijeron: «Tú ya no puedes venir a presentar tu obra en totonaco, porque aquí ya nadie habla esa lengua». Huehuetla tiene alrededor de 2 mil habitantes, de los cuales cerca del 90 por ciento son indígenas de habla totonaca.
Consigo llevaba uno de los ejemplares de El Principito, la obra de Antoine de Saint-Exupéry, pero traducido al totonaca, su lengua materna, por él.
Pedro Pérez es un profesor que creció con el totonaco como lengua materna, y con todo ese conocimiento, ahora tradujo «El Principito» al totonaca y el titulo se lee «Xa’púxku’ a’ktsú qa’wa’sa».
Probablemente a Saint-Exupéry le hubiera gustado, como también se hubiera sentido satisfecho de que ya haya sido presentado en Huehuetla y en la lengua original del traductor. El libro, escrito en 1943, ha sido traducido a gran diversidad de idiomas entre ellos italiano, alemán, español, japonés, árabe, sánscrito, guaraní, bengalí y náhuatl.
«Mi padre me dijo que los totonacos podemos hablar con los animales, lo que ayuda a los lectores a comprender más la historia, tal como lo hacía El Principito», dijo Pedro.
La traducción no fue todo miel sobre hojuelas, si no que tuvo un grado de complejidad, por la dificultad para plasmar en totonaca conceptos como “desierto de Sahara” o “elefante”, por ejemplo. Esto provocó que fuera un proceso largo. Por lo mismo es que se tardó un año en realizarla.
La obra impresa ya fue repartida a niños y jóvenes hablantes del totonaco, quienes por primera vez tuvieron en sus manos una obra narrada en su lengua.
Pedro Pérez tuvo contacto con el español a los 12 años de edad, cuando llegó a Huehuetla a estudiar, enviado por sus padres, quienes no eran bilingües.
Como no tuvo una enseñanza formal, aprender el idioma le costó trabajo y al principio nada entendía, pero su contacto con los libros lo fascinó, entre ellos El Principito, el cual vio y revisó observando los dibujos, los cuales le sirvieron de guía para entender el contexto de lo que el español todavía no le explicaba con suficiencia.
“Tuve muchos problemas en la escuela por lo mismo de que yo no entendía las clases. El español me costaba mucho, porque mi lengua materna siempre fue el totonaco. Me llamó la atención retomar el mundo de la lectura, acercarme a poder observar los libros, los textos, aunque no entendiera lo que significaba”, dijo Pedro Pérez en una entrevista.
Pero siguió estudiando y es egresado de la Universidad Intercultural de Puebla.
Además de presentarlo en Huehuetla, el libro también se incluyó en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas 2019, declarado por la UNESCO.
Más esta no es la única traducción de Pedro Pérez, si no que está a punto de salir la traducción en totonaco de otro libro dedicado especialmente para que los niños se acerquen a los cuentos en su lengua materna, convirtiéndose en su segunda colaboración.
Su interés es propiciar que los niños totonacos tengan lecturas de apoyo en su propio idioma, para incentivar la permanencia de la lengua, que cada vez está más restringida. A los niños de escuelas de zonas indígenas no les enseñan en su idioma, si no que todo es en español.
El totonaco es una lengua en peligro de sustitución lingüística por el español.
Esta lengua es hablada principalmente en los estados de Veracruz y Puebla y cuenta con 4 variantes, de las cuales 3 se ubican en la zona de la Sierra Norte de Puebla, hasta el Golfo de México.
Este trabajo, cuya realización demoró un año, fue sometido a la evaluación y crítica del lingüista Guillermo Garrido Cruz y el antropólogo Nicolás Ellison; mismos que coincidieron en que la difusión de este libro traducido del español al totonaco contribuye a la conservación de las lenguas madres de la cultura en México.
“Debemos de valorar que vivimos en un país multilingüe. Lamentablemente nos han vuelto monolingües, porque antes pensábamos que monolingües eran nuestros hermanos indígenas, pero creo que ahora el mestizaje mexicano se ha vuelto monolingüe,” reconoció el también partícipe de la presentación, el padre Mario Pérez, Secretario Nacional de la Pastoral de los Pueblos Originarios en México.
Pedro Pérez Luna, traductor de El Principito al totonaco