Sin considerarse a sí mismo como parte del ambientalismo o el ecologismo, Esteban Castro, aseguró que urge la incorporación de la dimensión ambiental en la investigación en las ciencias sociales, así como en los esfuerzos por avanzar en la transformación democrática y la lucha contra la desigualdad y la injusticia en América Latina y el Caribe.
Esteban Castro, es profesor de Sociología de la Universidad Newcastle y coordinador de la Red Waterlat de Reino Unido, y refirió que actualmente trabaja en un proyecto teórico y empírico sobre la desigualdad y la injusticia socioecológicas como obstáculo al proceso de democratización en la región.
“En este trabajo me preocupa discutir algunos aspectos de la relación entre los procesos de integración (que tienen que ver con el capitalismo y la globalización) y de democratización sustantiva de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, poniendo el énfasis en los conflictos derivados de las desigualdades e injusticias socioambientales, percibidas o demostradas, que emergen en la mayoría de los países en el marco de dichos procesos”, dijo.
En una conferencia que dictó al ingresar a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) como miembro correspondiente, su argumento central consistió en afirmar que uno de los obstáculos y amenazas más complejos que enfrenta la integración democrática de la región, y en realidad el futuro mismo de la democracia substantiva de los países, es la destrucción de la base material (principalmente recursos naturales) de nuestras sociedades “con la consecuente profundización de conflictos vinculados con la injusticia y la desigualdad socioambientales”.
Considerando esta relación socioecológica con la democracia, destacó que la injusticia se profundiza cuando se llega a los asesinatos, como en el caso de Colima, en México, dijo, donde murieron dos personas recientemente por defender los manglares.
“El proceso de integración latinoamericano y caribeño, entendido como un proceso democrático en sentido sustantivo y no meramente formal, confronta en la problemática socioambiental uno de sus obstáculos más importantes y difíciles de superar”, subrayó el especialista cuyo trabajo ha sido un referente esencial en la investigación sobre el tema del agua en Latinoamérica, y muy especialmente en México.
Al referirse al proceso de integración, dijo que la dinámica central yace en el avance y profundización de relaciones capitalistas de producción, distribución y consumo, y sus correspondientes expresiones socioculturales y políticas.
Para hablar del caso del agua, retomó parte del trabajo de John McNeill: “En el siglo veinte la humanidad alteró la hidrósfera en forma sin precedentes. Hemos usado y desviado el agua en una escala que ninguna época previa podría imaginar (…) Los cambios físicos del ciclo hidrológico han sido vastos en sus consecuencias, para la vida en general, para los seres humanos y sus sociedades, y en la medida en que hemos comprometido el futuro para liberarnos de nuestro pasado, para la posteridad también”.
En función de lo anterior el científico social puntualizó que hay que plantearse preguntas como ¿En qué medida el proceso de integración en marcha presupone la profundización de los procesos de injusticia y desigualdad socio ambiental? ¿Es posible plantearse un modelo de integración democrático que tenga como eje central el abatimiento de la injusticia y la desigualdad simultáneamente en las dimensiones social y ambiental?
“No estamos viendo la relación entre la problemática ambiental y la crisis de este proceso democrático”, concluyó Esteban Castro, quien de acuerdo con Luis Aboites, coordinador de la Comisión de Membresía en el área de Ciencias Sociales y Humanidades de la AMC, es un pilar muy sólido en la formación de varias generaciones de especialistas en aspectos sociales sobre el estudio del agua en América Latina.
“Su invaluable trabajo en la organización de foros internacionales, así como en la realización de proyectos de investigación especializados sobre gobernabilidad, gestión, política, privatización, democracia, conflictos sociales y desigualdad sobre el recurso hídrico, han contribuido de manera importante en la formación de cuadros de especialistas en el campo del conocimiento científico”, destacó.
Aboites informó que la Academia está conformada por 2,499 miembros de los cuales 2,397 son miembros regulares: “Con el doctor Castro tenemos 102 miembros correspondientes, de los cuales 10 son Premio Nobel”.
En el evento también estuvieron presentes las investigadoras Cecilia Bobes, María Luisa Torregrosa; académicos, estudiantes y público en general, quienes atestiguaron el ingreso del nuevo integrante de la AMC.