La rehabilitación y reintegración de primates en fragmentos naturales puede ser una solución al problema de la disminución demográfica que enfrenta este tipo de animales en algunas regiones de México, adelantó Francisco García Orduña, director del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV).
Actualmente trabaja en la rehabilitación y biología de la conservación de monos araña (Ateles geoffroyi azuerensis y Ateles geoffroyi yucatanensis) y monos aulladores (Alouatta pigra y Alouatta palliata mexicana).
Se trata, explicó, de un proyecto de genética no invasiva y consiste en recolectar las heces de monos araña que están en cautiverio para identificar las subespecies a las que corresponden, ya que se desconoce su procedencia y agregó que “hay grupos de investigadores –al igual que la UV– interesados en la conservación de estas especies y hacen rehabilitación para devolver a estos animales a sus ambientes naturales”.
En la última década, el también especialista en ecología y conducta de los primates ha estado trabajando en proyectos de rehabilitación de poblaciones de monos arañas, específicamente con el Centro Mexicano de Rehabilitación de Primates, A.C. (CMRP), y con los centros de investigación y conservación de vida silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de los estados de Yucatán y Quintana Roo.
A dichos centros llegan aquellos primates que fueron mascotas y/o confiscados por las autoridades ambientales; son pequeños y adultos. Posteriormente se conforman grupos que serán rehabilitados, y cuando estén listos serán liberados en algún fragmento natural.
“No hay un patrón de que sólo lleguen monos confiscados, pero en ocasiones llegan de 10 a 15 monos pequeños que fueron asegurados, que son bebés, y los llevan al centro de rehabilitación”, aclaró.
Hasta la fecha no ha sido reintegrado ningún grupo de primates a ambientes naturales, se trata de un proyecto que podría concretarse en cinco o 10 años, dado que “el tiempo lo va a dar el mismo grupo de animales, cuando ya estén aptos para su liberación”.
La rehabilitación
García Orduña apuntó que la rehabilitación o reintegración de los animales a su ambiente natural es una labor muy difícil, ya que algunos ya están improntados por los hombres y difícilmente pueden sobrevivir en la selva o fragmentos naturales.
“Cuando los primates ya vivieron mucho tiempo con los humanos difícilmente pueden sobrevivir en la selva, pues no pueden defenderse de los predadores y porque su dieta está acostumbrada a los alimentos del tipo cultivados.”
Detalló que este programa tiene que ser muy estricto porque involucra hacerles pruebas a los animales en áreas de semi-cautiverio para ver cómo se desempeñan en los árboles, que no bajen al suelo, además de una serie de pruebas para ver si están aptos para la liberación.
De acuerdo con la página oficial del CMRP (http://ayudaprimates.wordpress.com/2012/10/31/el-proceso-de-rehabilitacion/) el proceso de rehabilitación consta de seis etapas: la recepción y cuarentena (monitoreo de su estado de salud y niveles de estrés); reaprendizaje alimenticio (reeducación de la ingesta de frutas y hojas); desarrollo de habilidades motoras y de socialización (desarrollar la movilidad y las formas de desplazamiento características de la especie); reubicación (se implementa el cautiverio en grupo en alguna de las zonas de distribución de la especie); aprendizaje ecológico (son ubicados en encierros mayores que contienen flora y fauna específica); y liberación (se busca un fragmento de selva para proceder a la liberación y monitoreo del grupo).
Al preguntarle la probabilidad de sobrevivencia de los primates al ser liberados, el Director del Instituto de Neuroetología respondió que esto dependerá de la edad de los monos al momento de introducirlos en el área natural, considerando que viven de 25 a 30 años.
“Lo importante es que los animales se reintegran y tenga éxito el proyecto, que nazcan individuos (ver nuevas crías) en sus ambientes naturales, éste será nuestro indicativo de éxito”, destacó.
Respecto al fragmento donde puede ser liberado el grupo de primates, dijo que actualmente hay muchos ambientes en los que ya no hay monos, pero la cuestión a la que se enfrentan es decidir si serán reintegrados en donde sí los hay, y sobre todo en un estado de salud óptimo para no contaminar las poblaciones existentes.
Especificó que el grupo a insertar en un nuevo ambiente debe tener una proporción adecuada, esto es, que haya machos, hembras, jóvenes e infantes, una estructura poblacional que ayude a que se adapten a las nuevas condiciones y se reproduzcan.
Apuntó que ésta sería una posibilidad para repoblar aquellos hábitats disponibles al reinsertar nuevas poblaciones de animales considerando las características genéticas, con esto se incrementaría la población de monos y se restablecerían las zonas naturales que han sido devastadas.
“Con esto no sólo se incrementaría la población de monos, sino se haría una restauración ecológica. Se piensa hacer una conectividad entre los fragmentos naturales por medio de corredores biológicos para que pasen los primates y otros mamíferos que habitan en estas áreas. Es el camino a seguir para que no tengamos las jaulas llenas de primates en los zoológicos o en los centros de decomiso”, concluyó.
Francisco García Orduña dirige el Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana. Tiene casi 34 años trabajando en esta casa de estudios, la mayoría dedicado a la investigación de los primates.
Particularmente realiza estudios con primates sobre ecología y conducta, específicamente en demografía y hábitos alimenticios de los monos. Durante 20 años ha realizado investigación en tres ejidos de la Sierra de Santa Marta (Mirador Pilapa, Magallanes y Guadalupe Victoria), donde ha seguido los pasos de estos animales, lo que ha pasado con los fragmentos naturales y con los monos que allí habitan.
Además ha monitoreado las poblaciones de monos que están ubicadas en el sureste del país, desde Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas, esto le ha permitido observar que año con año la población de estos animales va desapareciendo, y para ello ha participado en el desarrollo de programas de conservación de las especies Ateles geoffroyi azuerensis, Ateles geoffroyi yucatanensis, Alouatta pigra y Alouatta palliata mexicana.