Un equipo de investigadores del Erasmus Medical Center de Rotterdan (Países Bajos) ha llevado a cabo un estudio que demuestra la asociación entre el consumo de analgésicos y un aumento del riesgo de padecer un trastorno del ritmo cardíaco, es decir, una alteración en la sucesión de latidos.
Los autores del estudio monitorizaron el corazón de 8.423 personas durante 23 años
La fibrilación auricular, una de las principales tipos de arritmia cardíaca, se asocia a la aparición de accidentes cerebrovasculares, a la insuficiencia cardíaca y a una reducción de la esperanza de vida, según los científicos.
Los resultados del trabajo, publicados esta semana en la revista Britihs Medical Journal (BMJ), proceden de un seguimiento poblacional que comenzó en un barrio de Rotterdam en 1990.
Los autores del estudio monitorizaron el corazón de 8.423 personas durante 23 años –con una media de edad de 68 años y donde más de la mitad eran mujeres–. En este periodo, se detallaron los problemas de salud y los factores de riesgo de adultos mayores de 55 años.
El seguimiento recogió que 857 de los 8.423 voluntarios habían desarrollado fibrilación auricular. De ellos, 261 nunca habían utilizado antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), 554 los habían tomado en el pasado y 42 lo consumían en el momento del análisis.
Principales conclusiones
Con estos resultados y al tener en cuenta factores de riesgo como la edad, el sexo y otros problemas cardiovasculares, los investigadores han concluido que el uso de estos fármacos se asocia a un aumento del 76% del riesgo de fibrilación auricular en los paciente que usaban AINEs frente a los que no los habían probado nunca.
Además, el uso reciente –en los últimos 30 días– de estos medicamentos se relaciona a un incremento del 84% en el riesgo de padecer este trastorno cardíaco.
Publicaciones anteriores ya habían relacionado el uso de estos fármacos con un aumento del riesgo de problemas cardiovasculares, incluido el infarto de miocardio.
857 de los 8.423 voluntarios habían desarrollado fibrilación auricular
Durante el proyecto, los nuevos casos de fibrilación auricular fueron diagnosticados mediante el electrocardiograma y las farmacias colaboradoras cedieron la información de los fármacos que utilizaron los pacientes.
“Los AINEs podrían contribuir al desarrollo de este trastorno cardíaco ya que inhiben la producción de la enzima ciclo-oxigenasa que puede potenciar el aumento de la presión sanguínea debido a la retención de flujo”, destacan los autores.
En su opinión, habría que estudiar más a fondo las consecuencias que el uso de estos medicamentos tiene sobre las patologías cardiacas.
Referencia bibliográfica
Bouwe P Krijthe, Jan Heeringa, Albert Hofman, Oscar H Franco, Bruno H Stricker. “Non-steroidal anti-inflammatory drugs and the risk of atrial fibrillation: a population-based follow-up study”. BMJ Open. 31 de enero de 2014.