Alba Mariela Hernández Badillo, con el apoyo de su padre, decidió romper con las costumbres de su comunidad, Piedra Parada, de estudiar el mínimo, casarse joven, tener hijos y atender su hogar. Por el contrario, salió a estudiar la preparatoria a la cabecera municipal, Cosautlán de Carvajal y posteriormente ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana. En la actualidad es el promedio más alto de los nueve mil 72 estudiantes de esta institución que son beneficiados con el Programa Nacional de Becas para la Educación Superior (Pronabes).
La universitaria, de 23 años, junto con dos hermanos mayores que ella y su hermana menor, creció bajo el cobijo únicamente del padre, de oficio cafeticultor.
“Yo valoro el esfuerzo que mi papá hace por mandarme a la escuela, por apoyarme; vengo de una familia separada, sólo vivo con mi papá, y allá en mi localidad todavía se cree que las mujeres no debemos estudiar. ¡Cómo vamos a estudiar si nos vamos a casar! Y mi papá a pesar de eso nos apoyó a todos por igual”, compartió orgullosa.
Ése ha sido el principal motivo de Alba Mariela para esforzarse día con día, y desempeñar un buen papel en su paso por la Universidad.
Aunque desde primer semestre solicitó ingresar al Pronabes, lo logró hasta el tercer semestre, y a partir de aquel momento ése se convirtió en un aliciente más para mantener una trayectoria escolar destacada.
El Pronabes “me ha servido mucho, yo vengo de una familia que vive al día. Mi papá es agricultor, trabaja su parcela de café y aquí en Xalapa tengo que rentar, y este apoyo me ayuda en mis gastos, para comprar libros, pagar cuotas escolares, copias, inscripciones, acabar mi semana”.
No obstante, aclaró que si bien es un gran apoyo para los estudiantes, no es suficiente. Además, se pronunció porque la beca se otorgue a quien realmente la requiere, “pues a veces la tienen personas que no la necesitan. Llegan en carro y uno caminando, luego no te alcanza ni para ir a tu casa el fin de semana, mientras otros la ocupan sólo para divertirse o ir de antro”.
En ese contexto, exhortó a sus compañeros universitarios a ser honestos al momento de solicitar el apoyo del Pronabes, pues podrían estar despojando a alguien más que realmente lo requiere.
“Como estudiantes debemos valorar cada apoyo que recibimos, el de nuestros padres, que son quienes se esfuerzan para mandarnos a la Universidad; el del gobierno, a través del Pronabes, que destina un recurso para que podamos seguir estudiando, porque hay jóvenes que en realidad no tienen dinero, llegan a la preparatoria y los padres ya no tienen para mandarlos a la universidad”, dijo.
Añadió que a pesar de que se trata de una beca mensual, el recurso del Pronabes no siempre llega en tiempo y forma, por lo que sugirió a las autoridades mejorar en ese aspecto.
“A veces el dinero no te lo depositan mes por mes. Ahorita nos acaban de depositar lo de los últimos tres meses que nos debían; por otro lado, tengo hasta el 8 de febrero para pagar mi Examen General para el Egreso de la Licenciatura del Ceneval, que son mil 500 pesos, afortunadamente acaban de pagar. Ahorita mi papá no podría apoyarme con eso, no hay mucho café y además el precio está devaluado.”
La universitaria tiene el firme propósito de culminar su carrera y titularse. También quiere tener un buen empleo que le permita financiarse una maestría, requisito indispensable para concretar uno de sus tantos sueños de vida: dar clases en su Facultad.