Partículas basadas en anticuerpos de llama podrían ser una alternativa eficaz para proteger o tratar al organismo del norovirus, la causa viral más importante de gastroenteritis en humanos de todas las edades.
Este virus causa un cuadro clínico caracterizado por diarrea, calambres abdominales y vómitos explosivos y puede resultar fatal en niños muy pequeños, ancianos y personas con el sistema inmune comprometido.
Hasta la fecha no hay vacunas o terapias específicas para este virus. “En nuestro trabajo demostramos que moléculas sintéticas desarrolladas en el laboratorio y derivadas de anticuerpos de llama podrían ser efectivos para crear un tratamiento contra ese patógeno o para prevenir la infección”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir la primera autora del estudio, la doctora Lorena Garaicoechea, investigadora del CONICET en el grupo liderado por la doctora Viviana Parreño en el Instituto de Virología del INTA, en Castelar, Buenos Aires.
Los autores del trabajo proponen una alternativa terapéutica basada en nanoanticuerpos de llama conocidos como “VHH”. “Son moléculas sintéticas, derivadas de los anticuerpos de los camélidos, que se unen específicamente al patógeno y diez veces más pequeñas que un anticuerpo convencional,”, destacó Garaicoechea.
En el estudio, descrito en la destacada revista científica PLoS One, los investigadores observaron que los VHH desarrollados con afinidad hacia norovirus fueron capaces de bloquear la unión entre partículas virales sintéticas y determinados azúcares que se hallan en las paredes del tubo digestivo. Estos azúcares funcionan como vía de entrada del virus al organismo, por lo cual los VHH podrían bloquear la infección.
“Estas moléculas son óptimas para una terapia oral dado que resultan altamente estables en el tracto digestivo”, explicó la investigadora.
Para determinar la eficacia y seguridad de esta estrategia, los investigadores planean realizar pruebas experimentales en modelos animales. Asimismo, han enviado solicitudes de patente en Argentina y Estados Unidos.
Del trabajo también participaron Andrea Aguilar y Marina Bok del CONICET y del INTA; Gabriela Canziani del Instituto Leloir; y Karin Bok, Kim Green, Gabriel Parra y Stanislav Sosnovtsev, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.
(AGENCIA CYTA-INSTITUTO LELOIR/DICYT)