Desde 1970 el Estado mexicano no se ocupa directamente del campo ni de la educación, debido al cambio de paradigmas que se suscitó de este año a la fecha. Ésta y otras temáticas relacionadas se abordan en el libro Pasado y presente de la educación rural en México, de Salvador Hernández Mejía, profesor de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV).
El título será presentado el jueves 14 de noviembre, a las 17:00 horas, en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades. El comentario principal estará a cargo de Jorge Rodríguez Molina y el moderador será Gerardo Galindo Peláez, profesor y director de la entidad académica, respectivamente.
Al autor le pareció que este momento de coyuntura en el país es oportuno para dar a conocer su más reciente trabajo, producto de una investigación de poco más de dos años y de su experiencia como maestro rural durante más de 10.
Destacó que en las últimas décadas las reformas educativas han sido “más de lo mismo, nada de educación”; esto se reflejó directamente en la educación para las comunidades rurales y/o campesinas, en donde cada vez es menos la gente que vive ahí y se dedica a la agricultura, así lo muestran las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2010.
Hernández Mejía indicó que la única posibilidad para que el campo vuelva a ser productivo es la educación, y el instrumento para llevarla a cabo tiene que ser un maestro bien preparado.
“Este libro lo que trata de decir es: o rescatamos el campo en México o este país se hunde más, o hacemos productivo al campesino o este país se hunde más”, reiteró e insistió: “Con el movimiento magisterial y la CNTE, pensé que es oportuno un proyecto para rescatar la historia de la educación como producto de la Revolución Mexicana, como es la educación rural”.
En tanto, Jorge Rodríguez y Gerardo Galindo coincidieron al señalar que uno de los puntos interesantes del texto es el análisis sobre la ausencia de una política educativa de Estado a partir de 1970, lo que derivó en la problemática educativa actual.
“En cada etapa de la historia mexicana, en cada régimen había políticas de Estado en materia educativa, desde la Independencia, después en el liberalismo juarista e inclusive en el Porfiriato, después en la Revolución Mexicana, pero de 1970 a la fecha no vemos la presencia del Estado en la escena educativa”, destacó Rodríguez Molina.
Galindo Peláez dijo que se dejó en manos de las organizaciones sindicales –como el SNTE–, lo que significó que el Estado se desentendiera de aspectos fundamentales como la formación de los docentes, el recambio generacional, la continuidad en planes y programas. “Fueron abandonadas al arbitrio de gente que sólo le interesaba conservar el poder y mantener el control político de un sector muy poderoso y numeroso”, añadió.
Y ahora que se pretende retomar el control educativo la situación se complica; por un lado, porque el discurso es muy autoritario, y por otro, es percibido como falto de un sentido de la educación, “seguimos huérfanos de política educativa, ya que sólo está constreñida al aspecto laboral de ingreso y permanencia”.
Por último, Salvador Hernández afirmó que esta coyuntura histórica debe ser aprovechada por el gobierno y la sociedad para hacer una verdadera revolución educativa.