Una red de crestas y fosas congeladas cubren la cara de Encélado, la más enigmática de las lunas de hielo de Saturno.
Este primer plano está basado en los datos tomados por la sonda internacional Cassini el 31 de enero de 2011, cuando se encontraba a una distancia de 81.000 kilómetros, procesados por el astrónomo aficionado Gordan Ugarkovic.
La imponente atracción gravitatoria del gigante gaseoso retuerce la capa de hielo que recubre el satélite, formando crestas que se elevan sobre profundas fracturas.
La cavernosa cicatriz que se puede ver al sur, de un kilómetro de profundidad, sesga otras formaciones a su alrededor, lo que indica que es relativamente reciente.
En contraste, la región plagada de cráteres del norte, dividida en dos por una franja de terreno estriado, indica que se trata de una superficie mucho más antigua que, de momento, ha logrado escapar del proceso de transformación al que está sometido el resto de la superficie de esta singular luna.