El número de especies de aves catalogadas en peligro crítico ha batido un nuevo récord, con un máximo histórico de 198, según la última Lista Roja de las Aves elaborada por BirdLife International, de la que SEO/BirdLife es el representante español. La pardela balear, un ave marina, es la única especie española en máximo peligro a nivel mundial.
El número total de especies de aves existentes en el mundo es de 10.065. De ellas, 198 se consideran en la categoría de ‘en peligro crítico’, que es la más grave de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y agrupa aquellas especies que están afrontando un riesgo extremo de extinción.
Además, hay otras 397 consideradas ‘en peligro’; 713 incluidas en la categoría de ‘vulnerable’; y 888 en el estado de ‘casi amenazada’. En total suman 2.196, lo que supone que el 20% de las especies de aves del mundo están en riesgo y, de ellas, algunas al borde de la extinción.
“Casi 200 especies de aves están actualmente en peligro inminente de extinguirse para siempre”, afirma Leon Bennun, director de Ciencia, Política e Información de BirdLife International.
“Estas especies sufren agresiones por múltiples frentes. La pérdida de hábitat, los cambios de uso del suelo por la agricultura, la introducción de especies exóticas y el cambio climático son sus principales amenazas. Si no se atajan estos problemas la lista continuará creciendo”, advierte el experto.
La situación en España
En España, SEO/BirdLife reconoce la existencia de 569 especies diferentes de aves, de las cuales la pardela balear (Puffinus mauretanicus) es la única que se encuentra en peligro crítico a nivel mundial.
Sin embargo, las poblaciones españolas de otras aves como el alcaudón chico (Lanius minor) o la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), están en esta categoría a nivel europeo. Aunque estudios recientes indican que, probablemente, haya más pardelas baleares de las que se pensaba, las amenazas sobre la especie no han remitido, por lo que su categoría se mantiene.
SEO/BirdLife y GREPOM trabajan en Marruecos para conservar la última colonia silvestre y viable de otra especie en peligro crítico, el ibis eremita, (Geronticus eremita). La Junta de Andalucía y otros organismos europeos están ensayando técnicas de reintroducción de esta especie en suelo español.
Algunos ejemplos en todo el mundo
El informe para la Lista Roja de BirdLife destaca algunas especies cuyo grado de amenaza, se ve incrementado, pero también otras que mejoran, lo que sirve para constatar que los esfuerzos de conservación funcional.
Entre las especies que han visto empeorada su situación, destaca la polluela especulada (Sarothrura ayresi), una especie subsahariana que se ve amenazada por la destrucción y degradación de los pastizales húmedos de altura y la desecación de humedales.
Asimismo, la población de escribano aureolado (Emberiza aureola) ha disminuido alarmantemente en los últimos años debido a la caza incontrolada en sus cuarteles de invierno en el sur de China y el sureste de Asia. Esta especie, muy común hasta hace pocos años, ha subido de categoría tres veces solo en la última década y ahora se considera amenazada, a un solo paso de ser incluida en la distinción de «en peligro crítico».
Sin embargo, también hay buenas noticias. Dos especies de albatros, una de las familias de aves más amenazadas del planeta, se están evaluando para ser incluidas en una menor categoría de extinción después de que incrementasen sus poblaciones.
“Los albatros de ceja negra (Thalassarche melanophrys) y de pata negra (Phoebastria nigripes) están disminuyendo de categoría en la Lista Roja”, ha explicado Andy Symes, de la Oficina de Especies Globales de BirdLife. “Aún queda mucho camino por recorrer, pero esto nos da grandes esperanzas para cambiar la suerte de otros albatros”, matiza Symes.
En el océano Índico, en la isla de Rodrigues, dos especies, el Fodi de Rodrigues (Foudia flavicans) y el carricero de Rodrigues (Acrocephalus rodericanus) han bajado también su categoría en la lista gracias a la protección de su hábitat y la reforestación, aunque también ha ayudado la reciente ausencia de ciclones catastróficos.