En la Maestría de Inteligencia Artificial, el doctor José Negrete-Martínez coordina un proyecto desde hace 5 años llamado Casimiro, una cabeza robótica cuyas reacciones están inspiradas en el funcionamiento del sistema nervioso.

Casimiro tiene dos ojos muy grandes formados por dos cámaras, y está programado para observar una escena y reaccionar a ella; a lo largo del proyecto se han intercambiado sus partes y practicado diferentes experimentos para explorar su potencial.

El cerebro de Casimiro es neuromórfico, y está compuesto por neuromorfos, es decir, un software y hardware que emulan los núcleos neuronales de los vertebrados, lo cual también nos permite entender mejor el cerebro viviente.

“Los programas que se utilizan están inspirados en el sistema nervioso, particularmente en el colículo superior, que se encarga de procesar el sentido de la vista y el movimiento ocular”, dijo Roberto Cruz Estrada, colaborador del proyecto.

La visión de Casimiro reacciona a diferentes estímulos según lo programado, por ejemplo, sus “ojos” detectan el movimiento y puede seguir una pelota y mover el cuello para no perderla de vista, también se han probado micrófonos para que la cabeza reaccione a los ruidos y, lo último que se le ha incorporado, dice Roberto Cruz, es un sensor para que Casimiro identifique cómo está orientado, es decir, si su cabeza está inclinada, o volteada, de esta forma puede regresar a su posición natural.

Asimismo, el robot puede identificar colores, para lograrlo se hace una calibración, según el color elegido, de esta forma los ojos del robot lo identifican como el objetivo y gira el rostro o lo sigue con la mirada.

Las reacciones del robot son en tiempo real y se han mostrado en varias exposiciones, así como también se han escrito varios artículos sobre él y sus diseñadores.

El doctor José Negrete agrega que ya se formó un grupo de estudio con la UAM de Cuajimalpa en el área de neuromorfismo robótico encabezado por Santiago Negrete Yankelevich y aquí en Xalapa, también se trabaja con la doctora Angélica García Vega.

Los robots como Casimiro son una puerta de entrada al desarrollo de la inteligencia artificial y en un futuro, al seguir desarrollando estas estructuras inspiradas en el funcionamiento del cuerpo humano, además de poder entender de otra manera nuestra fisiología, se construirán robots más sensitivos y con un funcionamiento más natural e independiente, que gracias al neuromorfismo, hasta les permitirán expresar algunas emociones.

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