En Yucatán hay amplias zonas de suelos kársticos o calizos que se disuelven formando depresiones o agujeros, llamados cenotes, que representan un peligro para la población, pues ocasionan derrumbes en carreteras, mientras que en zonas urbanas afectan la estabilidad estructural de casas y edificios. Sin embargo, tienen una función importante en el ecosistema al ser lugares de recarga de los acuíferos y en su interior hay ríos o arroyos de agua dulce, por lo que son una reserva natural necesaria de conservar.
El doctor Francisco Bautista Zúñiga, del Instituto de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia, dirige un grupo que trabaja sobre este tema, el cual realizó diversos mapas en los que se ubica una gran cantidad de sumideros o agujeros que hay en el estado y sus diversos tipos. Estos mapas pueden servir a la población, gobierno, a los constructores y empresas para evitar riesgos y, a la vez, para cuidar los afluentes de agua potable que en ellos se encuentran. Bautista Zúñiga menciona que estas formaciones tienen tanto beneficios, como riesgos.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuáles son las características de las depresiones que se forman en los suelos kársticos?
Francisco Bautista Zúñiga (FBZ): Son agujeros que se forman en el suelo y en la roca de las zonas kársticas, lugares en donde la roca es de carbonato de calcio principalmente, o calizas.
Se forman diferentes tipos de agujeros, desde las sencillas o redondas que se llaman dolinas o cenotes, cuando estas se unen con sus vecinas se forman uvalas, y también hay unos muy grandes que se llaman poljés, además de las cuevas.
En estos lugares, los suelos son muy diferentes a los de roca volcánica o metamórfica que usualmente conocemos porque se va disolviendo. Muchas veces no nos damos cuenta de la superficie en que se forman estas depresiones y llega un momento en que se derrumban. Esto ha ocasionado colapsos en las carreteras de la península de Yucatán en donde el flujo vehicular se interrumpe y puede motivar que los vehículos choquen o caigan en estos hoyos.
Es bien conocido el anillo de cenotes, en Yucatán, en la depresión que formó la caída de un gran meteorito. En Campeche hace algunos años se formó un inmenso hoyo sobre un campo de cultivo, afortunadamente sin pérdidas humanas,
En Florida, Estados Unidos, en donde también hay suelos kársticos, ha habido casos en donde las casas y edificios se han derrumbado; y también en Guatemala, en donde se formó un enorme agujero en la ciudad.
AIC: ¿Cuáles han sido los mapas que se han generado en el CIGA para detectar estos sumideros?
FBZ: Elaboramos, en conjunto con la doctora Yameli Aguilar y el doctor Manuel Mendoza, del CIGA, un mapa en el que determinamos la cantidad de depresiones que se encuentran en el estado y su diversidad. Registramos seis mil 717 sumideros o depresiones en un área de 454 kilómetros cuadrados. Estas son solamente las que se han detectado, pero seguramente existen muchas más.
Ello da cuenta de que en Yucatán hay un porcentaje muy alto de riesgo de colapso, sobre todo en el centro del estado, en el noreste y en el oeste.
Es muy importante que conozcan este mapa el gobierno, las asociaciones civiles, la academia, los empresarios, los constructores y la población para mejorar la calidad de vida de las personas, que se conozcan y disminuyan los riesgos.
AIC: ¿Cuáles serían las medidas que se pueden tomar para que la población no se vea afectada por derrumbes?
FBZ: Es necesario que los ingenieros que construyan las casas conozcan el tipo de suelo en que estas se van a localizar y si estos se encuentran en zonas que pueden derrumbarse, generen nuevos tipos de edificación, que incluyan cimientos que no se localicen superficialmente sobre la roca, sino que sean profundos, además de que se incluyan pilotes que los soporten con mayor firmeza.
Es decir, dependiendo del área de riesgo en donde se encuentre la edificación debe de darse un distinto sostén.
Para la construcción de carreteras no solamente debe tomarse en cuenta que estas sean rectas para acortar las distancias de traslado, sino que deben construirse sobre los mejores suelos y sitios sin agrupaciones de depresiones kársticas.
Pero es necesario considerar que las depresiones representan zonas de recarga de agua y que en su interior se encuentran ríos o arroyos subterráneos. De ahí la necesidad de conocerlas para incidir en su cuidado.
En estas zonas se presenta una vulnerabilidad a que el agua se contamine debido a que se encuentran en algunas ocasiones en lugares en donde se realiza actividad agrícola, cuyos residuos y plaguicidas se filtran al agua que la gente bebe. Por ello debe establecerse que los cultivos se encuentren al menos a quinientos metros de distancia.
En este sentido, hemos desarrollado un mapa más que nos permite conocer las depresiones kársticas en Yucatán, así como el clima y el tipo de suelos existentes, con el objetivo de que se contribuya en el cuidado de los acuíferos.
Es necesario conformar lo que algunos investigadores llaman Reserva del Agua en Yucatán, que se ubicaría principalmente en las zonas noreste, centro y oeste del estado.
Actualmente estamos formando la Academia Mexicana de Estudios del Karst (AMEK), en donde se encuentran los investigadores que se interesan por este tipo de rocas calizas que se disuelven y estamos conjuntando esfuerzos con nuestros pares para conocer este fenómeno natural y aprender a convivir con él.
AIC: Este tipo de depresiones, sobre todo los cenotes, son turísticos y en algunos casos forman paisajes muy especiales. ¿La investigación que realizan contempla este aspecto?
EBZ: Por supuesto. Existen zonas turísticas muy bonitas a lo largo y ancho del estado en donde se forman balnearios y depresiones que las personas escalan y exploran. Son lugares que deben mantenerse como zonas de recarga de los acuíferos y que hay que conservar.
Precisamente es necesario que en la planeación territorial se consideren estos lugares con estos destinos y se evite su uso agrícola, industrial o urbano. Los mapas que hemos construido buscan contribuir a la localización y cuidado de los ríos y arroyos subterráneos, que son la mayoría en Yucatán en donde casi no existen los ríos superficiales. Si no hacemos una reserva de agua, vamos a tener problemas de abastecimiento en un futuro próximo.
Nos queda pendiente realizar un mapa de riesgos en el que se determine en dónde se encuentran las zonas que se van a hundir en algún momento y que nos ayude a estar preparados para enfrentarlo.