El Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI) de la Universidad Veracruzana (UV) se ha convertido en un semillero de artistas al formar a niños como futuros ejecutantes profesionales de música en un ambiente de apertura, tolerancia y flexibilidad, al mismo tiempo que contribuye a la difusión de las artes y a la distribución social del conocimiento, colaborando con la educación de futuros jóvenes que enriquecerán con sus obras a México, coincidieron las madres de los infantes.
Concentración, creatividad, desarrollo de la memoria, disciplina, coordinación, confianza en sí mismo, capacidad de aprendizaje, estimulación de la expresión corporal y una autoestima sana, son habilidades que desarrollan los niños cuando entran en contacto con la música a temprana edad, según un análisis realizado por psicólogos del Centro Médico de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos, y publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
Mariana Sosa Guzmán y Liyen Kaori Quintana Neria, de 11 y 14 años de edad, respectivamente, iniciaron sus estudios en el CIMI cuando tenían apenas seis años y comparten el gusto por su instrumento favorito: el violín.
Desde que Mariana tenía cuatro años de edad sus papás la llevaban a los conciertos y “muy quietecita y atenta escuchaba la música, aunque a veces era un poco difícil que ella pudiera entrar por ser tan pequeña y no se consideraba un lugar común para niños de tan corta edad”, dijo su mamá, la señora Leticia Guzmán.
También agregó: “A nosotros siempre nos ha gustado la música clásica y se nos hizo interesante que Mariana aprendiera algún instrumento porque es muy bueno para la formación de ella, pues desde pequeña le gustó la música clásica”.
Con voz tímida Mariana platicó: “A mí me gusta el violín, pero siempre que íbamos a los conciertos mis papás me decían que aprendiera a tocar el piano, yo veía los violines y me gustaba como tocaban, por eso elegí el violín”.
Sonriente continuó: “Cuando toco siento como si estuviera en un gran auditorio y yo fuera la estrella tocando; de grande me gustaría ser violinista y científica”.
Li Yen Kaori Quintana Neria también toca el violín desde los seis años y es algo que le ha servido para relajarse, sobre todo cuando está enojada. “La música me tranquiliza” comentó, y añadió: “También toco la flauta transversa, pero lo que más me gusta es tocar el violín, a lo mejor por su sonido que es muy pacífico”.
La mamá de Li Yen Kaori, Rosalba Neria Álvarez, compartió: “Desde muy pequeña decía que quería tocar el violín y nació de ella porque a su alrededor nadie de la familia está metido en la música y ¡qué bueno!, porque es algo de mucho beneficio para cualquier ser humano”.
Ambas mamás se sienten orgullosas y contentas de que sus hijas estudien música en el CIMI de la UV, que tiene como objetivo principal el desarrollo de las potencialidades y habilidades artísticas de los estudiantes.
Respecto a la elección de una actividad que desarrollara sus habilidades musicales, la señora Rosalba explicó: “El ser humano debe tener equilibrio porque generalmente hay una parte del celebro que no se estimula y la música hace esa parte, eso les ayuda a tener un mejor control, aprendizaje y desarrollo en todo lo que se pueda ver, incluso aunque para algunas personas parezca absurdo esto les da agilidad mental, hasta se les facilita la matemáticas”.
Mariana lo corroboró: “Para mí la música representa lo más bonito que hay y es un gusto tocar, lo disfruto mucho”.