El ejido Chacchobén de Quintana Roo, se convierte en la primera localidad del país en obtener su registro como Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) extensiva, ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), para la conservación y el aprovechamiento sustentable del cocodrilo de pantano mediante la modalidad de rancheo.
El también llamado cocodrilo de Morelet, se distribuye naturalmente en la costa del Golfo de México, desde Tamaulipas hasta la Península de Yucatán y Chiapas, principalmente en zonas de manglar, ríos y pantanos.
Este 30 y 31 de marzo en Chetumal, Quintana Roo, fue presentado el “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”. El proyecto es apoyado por las Autoridades de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES) de México: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), Dirección General de Vida Silvestre-SEMARNAT y Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), en colaboración con la Responsible Ecosystems Sourcing Platform (RESP, por sus siglas en inglés) basada en Suiza, y con el apoyo de otras dependencias federales y estatales.
El evento fue organizado por la CONABIO y durante su desarrollo se revisaron los avances del proyecto identificándose oportunidades de colaboración con instituciones federales y estatales, así como con el sector privado y comunidades locales. La reunión se realizó en la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) de la entidad, seguida de una visita de campo en la comunidad de Chacchobén (Bacalar, Quintana Roo) y en la granja Cocodrilia.
El proyecto promueve la producción de pieles de cocodrilo de pantano de alta calidad, basado en la conservación de las poblaciones de la especie y de su hábitat mediante UMAs en vida libre. Estos espacios alternativos de producción, son manejados por las comunidades locales y respaldados por actividades de monitoreo mediante las cuales se establecen cuotas de aprovechamiento sustentadas científicamente. Durante el rancheo, se recolecta una cantidad determinada de huevos del medio silvestre para llevarlos a incubadoras en las cuales la mortandad natural del 90%, se convierte en una tasa de supervivencia de hasta el 90%.
La metodología es respaldada por el Grupo de Especialistas en Cocodrilianos en México (GEC). La asociación cuenta con 75 miembros quienes colaboraron con autoridades mexicanas en la elaboración del “Protocolo de rancheo para el cocodrilo de pantano en México” (en prensa), considerando la experiencia de programas de manejo similares en otras naciones así como consultas con expertos internacionales. El modelo ha mostrado ser efectivo en varios países como Argentina, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, para promover el desarrollo sustentable de comunidades rurales, con una producción que asciende a centenares de miles de ejemplares anuales.
Durante el evento, el Ing. Pedro Enrique Pérez Díaz, Titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural de Quintana Roo (SEDARU), anunció que el Gobierno de Quintana Roo se suma a la CONABIO y a la RESP, apoyando con recursos financieros cuatro líneas principales de acción: 1) Monitorear las poblaciones en sitios permanentes del estado. 2) Incluir en el sistema de monitoreo a 19 lagunas adicionales con potencial de rancheo. 3) Proveer al ejido Chacchobén de equipamiento e infraestructura. 4) Reforzar la infraestructura de la granja Cocodrilia, incluyendo capacitación de personal y acompañamiento durante tres años para realizar el proyecto.
Es importante resaltar, que el “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México”, no contempla la cacería de cocodrilos ni el aprovechamiento de ejemplares provenientes del medio silvestre; se basa únicamente en la recolección-extracción de huevos.
El Biól. Hesiquio Benítez Díaz, Director General de Cooperación Internacional e Implementación de la CONABIO, manifestó: “La comunidad de Chacchobén debe estar orgullosa de obtener el primer registro en el país de una UMA extensiva para el aprovechamiento sustentable de huevos de cocodrilos, mediante rancheo».
La UMA venderá su producción a la granja Cocodrilia (UMA intensiva/criadero) para la obtención de pieles de exportación de alta calidad, mediante convenios específicos de consentimiento informado previo y reparto justo de beneficios. El Biól. Benítez agregó: “La labor se realiza en colaboración con empresas de la moda y con el respaldo de un sistema novedoso de trazabilidad que utiliza tecnología de punta, permitiendo mediante biometría digital, identificar cada piel, su legal procedencia y origen sustentable; ésto, desde la extracción del huevo en el medio silvestre hasta el producto terminado”.
En esta primera etapa del proyecto, la comunidad de Chacchobén se comprometió a conservar y restaurar un área de 4,686 ha de selva baja subperennifolia, humedal, tular y pastizal como hábitat para el cocodrilo de pantano. La labor tendrá la participación activa de la comunidad, quien durante la visita manifestó su interés en iniciar actividades lo antes posible. El Comisario Ejidal de la zona Ángel Ramírez, acompañado de ejidatarios, mostró a la comitiva las áreas designadas para la construcción de incubadoras y las lagunas de monitoreo, destacando también otras actividades asociadas al proyecto.
Se espera que los resultados del “Proyecto piloto sobre sustentabilidad, sistemas de producción y trazabilidad de pieles de cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii) en México” puedan ser replicados en otras zonas del área natural de distribución del cocodrilo de pantano a nivel nacional, incrementando el número de hectáreas de hábitat sujeto a manejo y protección. El también llamado cocodrilo de Morelet, se distribuye naturalmente en la costa del Golfo de México, desde Tamaulipas hasta la Península de Yucatán y Chiapas, principalmente en zonas de manglar, ríos y pantanos.