Código de barras para ADN

Código de barras para ADN


Por Nistela Villaseñor

México, DF. Diciembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Hace más de 60 años, el código de barras revolucionó la identificación y captura de datos de productos comerciales en supermercados y tiendas de ropa en Estados Unidos y, posteriormente, en el mundo entero. Ahora y desde el 2003, el código de barras de la vida es una herramienta que facilita el proceso de identificación de las especies alrededor de todo el planeta, anunció la doctora Lidia Irene Cabrera Martínez, encargada del Laboratorio de Sistemática Molecular del Departamento de Botánica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Urgió a que se realice el proceso de inventariado del planeta, por los graves problemas que afectan la biota —como el cambio climático—, así como por el acelerado proceso de destrucción del hábitat por crecimiento poblacional.

Cabrera Martínez, quien pertenece a la Red Temática de Código de Barras de la Vida (Mexbol) financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), aseguró que existe una gran cantidad de especies no reconocidas aún, por lo que la labor de la red ha sido utilizar, como herramienta, «un pequeño fragmento del ADN de cada organismo, para llegar a la identificación de diferentes especies, ya sean animales, plantas, hongos o microorganismos».

México participa en una iniciativa internacional en la que no solo identifica e inventaría la biodiversidad, sino que también está creando una biblioteca de referencia en Internet, que cualquier persona con curiosidad por una especie puede consultar. «El fragmento de hoja que tenga en su jardín, o de la escama de algún pez, o de un pelo de algún mamífero, puede llevarlo a un laboratorio, que le hagan la secuencia, compararla en Internet y le digan la posible especie de que se trata», señaló la especialista.

Origen de la red

Mexbol se formó en 2010 y está integrada principalmente por centros que brindan apoyo en las técnicas de secuenciación, así como en la ayuda para la curación de datos: Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), el Instituto de Biología de la UNAM y El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) unidad Chetumal, mencionó la doctora.

irene cabrera martinez01La red está constituida por expertos en taxonomía que conocen los organismos y están dedicados a su inventariado, «pero también instituciones con capacidad para generar secuencias pueden integrarse y ayudarnos a acelerar el proceso, ya que esto se necesita de forma rápida; también personas que están en localidades podrían ayudar colectando muestras con ciertas características: información de dónde, cómo y cuándo la colectó», indicó Cabrera Martínez.

La iniciativa trata de integrar a mucha gente, dijo la experta. «He tenido en el laboratorio alumnos de secundaria que me han ayudado a generar las secuencias. Hay un caso en Nueva York, de alumnos de bachillerato que se dieron a la tarea de ver si las bolsitas de tés que vendían allá tenían nada más manzanilla, y después de que muestrearon varios tipos, varias marcas, encontraron que 35 por ciento de esos tés tenía algo más que manzanilla. En esa forma nos pueden ayudar».

Cabrera Martínez destacó la importancia de los parataxónomos, personas que son entrenadas en campos para colectar, tomar datos requeridos y preservar muestras.

Uno de los objetivos de la red es divulgar el conocimiento con el fin de concienciar a la población acerca del problema «tan tremendo» de la falta de conocimiento de gran parte de la biodiversidad y también para que se enteren de la labor de las instituciones participantes, en lo particular, y de la red, en lo general, expresó la doctora.

Si contamos con que México es un país megadiverso, la tarea se vuelve compleja pero no imposible, afirmó la doctora. «Los invitamos a que conozcan nuestra página, que nos visiten, que conozcan qué es lo que hacemos, y vean lo megadiverso que es nuestro país, porque no solamente son las plantas y los animales, sino también los insectos. Realmente es ahí donde tenemos que trabajar, en la biodiversidad», concluyó Lidia Irene Cabrera Martínez.

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