Las bacterias descomponen la materia orgánica y producen el biogás que transforma en energía eléctrica, capaz de alimentar desde una pequeña vivienda hasta una industria.
Los biodigestores actualmente son utilizados por las grandes empresas como una alternativa económica para generar energía y fertilizante orgánico, a partir de desechos orgánicos. Sin embargo, el mexicano Daniel Buchbinder Auron logró que esa tecnología fuera accesible para las familias rurales de Guatemala, gracias a un sistema que genera la cantidad necesaria de biogás para abastecer una vivienda.
Buchbinder Auron, quien es miembro de la Red de Talentos Mexicanos en el Exterior Capítulo Quetzaltenango en Guatemala, fundó en primera instancia la incubadora de empresas Alterna, de la cual surgió el apoyo para desarrollar estos biodigestores.
El sistema consiste en grandes depósitos herméticos que promueven la descomposición de la materia orgánica, sobras de alimentos o residuos de rastros como estiércol de vacas y cerdos, para producir metano, a través de bacterias.
Dentro del depósito existen cuatro grupos de bacterias anaerobias que descomponen los desechos y producen el biogás o metano, comentó el empresario mexicano.
El reto de fabricar esta tecnología y extender la gama de biodigestores a diversas zonas del país, además de disminuir la inversión económica del usuario para que sean accesibles tanto a comunidades rurales como a la agroindustria al mismo tiempo del impacto ambiental a causa de los residuos orgánicos.
Los biodigestores funcionan mejor a temperaturas altas (más de 35 grados), porque las bacterias producen mayor cantidad de biogás, pero al ubicar el sistema en una zona fría, como el altiplano guatemalteco, donde la baja temperatura inhibe el funcionamiento de las bacterias, se decidió adecuar el sistema para distintas áreas geográficas con variedad de climas.
Otro proyecto surgido de Alterna es el desarrollo una empresa de estufas eficientes cuyo funcionamiento es a base de leña. La incubadora generó el producto y lo llevó a las poblaciones que viven a más de seis horas de distancia de la población rural, además con ayuda de micro financiamientos se atendieron a más de mil familias rurales.
Previamente, el gobierno guatemalteco y ONGs realizaron programas de entrega de estufas, pero la gente no las utilizó, agregó el emprendedor mexicano, quien recientemente recibió el primer lugar del Premio Stephan Schmidheiny Innovación para la Sostenibilidad 2014 en la categoría de Innovación Institucional.
“La idea de diseñar las estufas eficientes que ahorran entre un 30 y 60 por ciento de leña, fue beneficiar a la población rural del altiplano guatemalteco, ya que siete de cada 10 dependen de la madera para cocinar”, dijo el empresario.
Sin embargo, algunos productos de las ONGs no cuentan con las especificaciones técnicas necesarias y contaminan las viviendas provocando problemas de salud, por esa razón el diseño de las estufas reduce el gasto de leña, así como la cantidad de focos de infección.