En la década de los 40 del siglo XX, Guillermo Haro sentó las bases de la astronomía mexicana en lo que era el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, en Puebla, estudiando el cielo con el telescopio Schmidt, equipo con el cual descubrió nebulosas planetarias, estrellas fulgurantes y supernovas, entre muchos otros objetos celestes y los famosos objetos Herbig-Haro (HH), una variedad de nebulosas formadas por estrellas de muy corta vida; deben su nombre precisamente al astrónomo mexicano y al estadunidense George Herbig.

Alcanzado por la mancha urbana, Tonantzintla ya no es un sitio donde se haga observación científica del cielo y la cámara es ahora parte de una exhibición en el Planetario del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, INAOE.

Hoy, un equipo de especialistas encabezado por el doctor Raúl Mújica García, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, se han planteado el reto de dar nuevamente vida al telescopio.

Más que reacondicionarlo para que sea un instrumento científico, “el propósito es activarlo para que continúe funcionando, es una reliquia muy importante para la astronomía y para la ciencia”, explicó el especialista en el estudio de núcleos activos de galaxias.

Los especialistas aprovecharán el hecho de que la cámara continúa funcionando, el problema es que no se cuenta ya con las placas fotográficas, por lo cual se requiere instalar un sistema de detectores electrónicos que permitan cubrir el campo de observación del instrumento.

“Se requieren cientos de detectores y eso es muy complejo, hoy son más económicos, pero lo complicado es ponerlos todos en un mosaico y después bajar toda esa información para procesarla”, precisó Mujica García.

Inventado en 1930 por el físico alemán Bernhart Schmidt, el equipo fue el primero en su tipo en combinar dos tipos de telescopios, los que operan con lentes (refractores) y los que utilizan espejos (reflectores), lo que permitió tener una lente correctora localizada en la parte superior del sistema.

Con el telescopio Schmidt se tomaron más de 15 mil placas astronómicas en un periodo de poco más de 50 años, las cuales se imprimieron en placas fotográficas colocadas en la cavidad ubicada en un centro de obstrucción central a la mitad del instrumento astronómico.

Para la construcción del centro de visitantes, que incluirá un telescopio para aficionados y visitas, un planetario fijo donde la gente pueda observar el cielo de forma simulada, equipos interactivos, una biblioteca y una zona de talleres, los especialistas han solicitado un presupuesto que asciende a millón y medio de pesos.

“Queremos que haya un espacio que sea un centro para visitantes pero también el centro de difusión del INAOE. Así el equipo se va a ocupar para la docencia y la divulgación”, añadió Mujica García.

El investigador estimó que los trabajos para renovar el telescopio Schmidt se realizarán durante el 2014, por lo que para el año siguiente podría ya ser visitado por el público en general y aprovechado nuevamente en la docencia para enseñar a las nuevas generaciones de astrónomos parte del trabajo histórico realizado en la zona.

Los comentarios están cerrados.