“Yo soy aquel negrito, del África tropical, que cultivando cantaba, la canción del Cola-cao”. No se asemeja a ninguna letra de Los Beatles, pero su retórica musical podría parecerse. Una letra sencilla y una melodía muy pegadiza. Así eran y son los jingles –anuncios cantados– que creó la industria publicitaria a inicios de los años 20 y que, en este caso, anunciaban una marca de cacao a finales de los 50, cuando dieron el salto de la radio a la televisión.
Las primeras canciones de los Beatles son también sencillas, cortas y contundentes, así como de un optimismo contagioso que conectó rápidamente con la audiencia. Prueba de ello es que su disco debut ‘Please Please Me’, cuya publicación cumple ahora medio siglo, subió a las listas de éxitos en Reino Unido como la espuma.
El grupo de adolescentes de Liverpool comenzaba entonces a fraguar su leyenda musical y a crear una percepción en el imaginario colectivo que cualquier marca del mercado anhelaría.
“Los Beatles estuvieron influenciados en sus inicios por la publicidad. Recogieron de ella una serie de técnicas que funcionaban bien: los estribillos pegadizos, los arranques llamativos, las terminaciones redondas y la duración corta de las canciones. Pero, sin duda, la influencia que ellos ejercieron sobre los jingles fue aún mayor”, declara a SINC Antón Álvarez Ruiz, investigador en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que publica un estudio en la revista ICONO14 sobre la relación de los reyes del pop y la publicidad.
Los jingles son una técnica muy antigua. Cuando la publicidad se desvinculó del patrocinio y la lectura de comunicados por parte de locutores, una de las primeras fórmulas que apareció fue el jingle, es decir, las canciones que mencionan en la letra la marca y las ventajas del producto. Los publicitarios enseguida se dieron cuenta de que eran muy pegadizos y hacían llegar el mensaje de forma eficaz.
“En aquella época los jingles eran muy largos porque comprar el tiempo en radio era barato. En los años 60 se incorporaron a los anuncios de televisión, y no solo coincidió con la época de Los Beatles, sino también con la aparición de las FM y con un boom muy grande de los medios de comunicación”, añade Álvarez Ruíz.
Improvisar cambiando los estribillos
Es en ese momento cuando las fórmulas musicales del grupo más famoso de Liverpool comienzan a influir en las características de la producción musical publicitaria.
Un ejemplo claro del fenómeno es su versión para la emisora pública británica BBC de From me to you, su tercer single como grupo y el primero en convertirse en número uno de la lista oficial de ventas británica (Record Retailer).
“Fueron varias veces a la BBC para cantar sus canciones en directo, este tipo de actuaciones eran habituales en la cadena. En una ocasión los invitaron a una entrevista en el programa radiofónico From us to you. Como se parecía a su single cambiaron la letra por la del título del programa e hicieron una versión de 27 segundos (la original dura 1:56’). Esto constituiría un anuncio de autopromoción que el programa utilizó durante meses”, argumenta el experto.
Según la investigación, este tema –que se puede escuchar en el disco recopilatorio Live at the BBC, tras una presentación breve de cada componente del grupo– opera a la perfección como un jingle y cumple los requisitos que definen a este tipo de piezas. Asimismo, el recurso de utilizar el estribillo de una canción cambiando parcialmente la letra fue copiado en un gran número de ocasiones en publicidad.
Y llegó Michael Jackson y pujó más que McCartney
Sus ideas y su música fueron imitadas constantemente en la producción sonora de campañas publicitarias, pero el grupo nunca llegó a crear expresamente piezas para anuncios, que se sepa.
Tampoco permitieron licenciar el copyright de sus canciones ni su propia imagen para una campaña publicitaria.
Todo cambió cuando Michael Jackson compró en 1985 los derechos de sus primeras canciones y para rentabilizar la inversión vendió licencias con fines publicitarios sin permiso del grupo, porque no lo necesitaba.
“Los derechos de autor de estas canciones las tenía una editora que se llamaba Northern Songs. A raíz de que Michael Jackson y Paul McCartney trabajasen juntos en el disco de Thriller, este último le comentó al primero la importancia no solo de ser cantante sino también de tener los derechos de sus propias canciones. Fue poco después cuando Jackson, en una subasta oculta en la que también participó McCartney, se llevó los derechos de las canciones de Los Beatles porque su puja fue la más alta”, explica el investigador de la UCM.
España, pionera en utilizar su música
La primera campaña publicitaria donde se utilizó una canción original de Los Beatles fue en España. La agencia de publicidad Danis Benton & Bowles –actualmente absorbida por la compañía Leo Burnett Worldwide– hizo un anuncio para la marca de refrescos Kas en la que jugaba con la imagen de Los Beatles. “En un momento se les veía en la famosa escena cruzando el paso de cebra en Abbey Road”, apunta Álvarez Ruiz.
En EE UU la marca deportiva Nike también haría lo propio con la canción original Revolution en 1987, aprovechando el vacío legal contra los deseos expresos de Yoko Ono, mujer de Jonh Lennon, que era la depositaria de los derechos de la obra artística del músico.
Posteriormente, se negoció con la consorte para el uso de la versión original de Instant Karma en otra campaña de esta marca de zapatillas y del tema God para un anuncio del automóvil Golf de la marca Volkswagen.
“Llega un punto en que la música ya no acompaña a la publicidad, sino que se apropia de los valores que rodean a los grupos musicales”, opina el investigador. “Los Beatles no se limitaron a influir en las características de la producción musical publicitaria, sino que llegaron incluso a suplantarla”