Los niños expuestos a arsénico tienen altas posibilidades de presentar enfermedades cardíacas, que son características de un adulto mayor, así como prehipertensión e inflamación vascular, reveló un estudio realizado por el Cinvestav.
Existen marcadores y estudios, en adultos, que demuestran que la exposición a este contaminante puede ser responsable de diversas enfermedades crónico degenerativas, como las cardiovasculares, neurológicas y cancerígenas, pero este estudio es el primero en demostrar las repercusiones cardiovasculares en la población infantil.
Para llevar a cabo este proyecto, el grupo de investigación, liderado por Luz María Del Razo, evaluó la salud de 270 niños en edad preescolar, con un promedio de edad de cinco años, de la comunidad de Zimapán, Hidalgo. Zona reconocida, desde 1994, por su problemática de agua contaminada con arsénico.
Este elemento natural de la corteza terrestre, en su forma inorgánica, es altamente tóxico, y aunque las formas de exposición a este metaloide son diversas, el agua para consumo humano representa la fuente más relevante de exposición en diferentes partes del mundo.
Según Luz María Del Razo, investigadora del Departamento de Toxicología, el interés particular en niños es porque, por la misma condición física de un menor, se encuentra más expuesto al consumir agua contaminada que un adulto. Así mismo, asegura que hay enfermedades vasculares que se desarrollan en varias etapas, como la arterosclerosis, por lo que pueden iniciar en la niñez y permanecer asintomáticas hasta llegar a la edad adulta, por lo que este tipo de evaluaciones puede ser un indicador temprano de algunos padecimientos.
La investigadora explicó que para hacer la valoración de cada uno de los menores, la investigación se dividió en dos etapas. En la primera de ellas se realizaron exámenes en sangre, necesarios para conocer biomarcadores de daño vascular como las moléculas de adhesión vascular y de orina, donde se evalúa el consumo de arsénico. Por último se le solicitó, a cada niño, una muestra del agua que consumía.
Con todas estas valoraciones de por medio “una de las primeras aportaciones que encontramos fueron marcadores orientados al daño vascular. Los niños más expuestos a arsénicos tenían mayor deposito de grasa en la íntima media carotidea, indicador de que tiene más probabilidad de sufrir problemas vasculares en la edad adulta”.
La segunda etapa de este estudio fue directamente evaluar alteraciones cardiacas e hipertensión arterial. Con apoyo de un cardiólogo clínico se realizó una ecosonografía a cada uno de los infantes, para evaluar su estructura y función cardiaca. En esta fase también se les midió la presión arterial.
“Con este estudio logramos identificar que ocho por ciento de nuestra población infantil tenía hipertrofia cardíaca (aumento de tamaño anormal del músculo cardíaco), enfermedad característica en adultos mayores”, explicó la investigadora.
“Lo que mostraron los resultados es que, nuevamente, a mayor concentración de arsénico los niños modificaron su geometría o estructura cardiaca, básicamente incrementando la masa ventricular izquierda, área del sistema de bombeo que recibe la mayor presión de la sangre. Conclusiones que podrían estar relacionadas con los datos que arrojó la medición de la presión arterial.
Luz María Del Razo afirmó que un 35 por ciento del total de los niños evaluados presentó prehipertensión, “los antecedentes nos marcan que una persona prehipertensa tiene el 90 por ciento de posibilidad de ser hipertensa”.
La investigadora aseguró que con estos resultados es necesario tomar medidas y considerar que esto puede pasar con cualquier otra población infantil expuesta a arsénico.