Nadie conoce los afloramientos fósiles a lo largo de las orillas de la costa Caribe al este del Canal de Panamá como Carlos DeGracia. Después de graduarse de la Universidad de Panamá en el 2009, pasó gran parte de su tiempo como becario en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés) explorando la «costa abajo.»
No sólo encontró un enorme fósil de marlín que es la base para su tesis de maestría en la Charles University de Praga en la República Checa, y que lo mostró junto a otros fósiles encontrados por el equipo del científico Carlos Jaramillo en una exhibición en el BioMuseo de Panamá, también encontró en el 2012 parte del cráneo de un pequeño cachalote cerca del pueblo de Piña.
Uno de los becarios de post doctorado de este proyecto fue Jorge Vélez-Juarbe. Actualmente veterinario asistente de mamíferos marinos en el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles, Vélez-Juarbe encontró en el 2013 un fragmento de cráneo de ballena más grande cerca de los otros hallazgos. Basados en los dos cráneos, el equipo nombró una nueva especie: Nanokogia isthmia. El nombre de la especie se refiere al Istmo de Panamá.
Nanokogia pertenece a un grupo de ballenas conocidas como Kogia. Los cachalotes enanos y pigmeos son parientes cercanos del gran cachalote, que puede alcanzar los 2’5 metros (67 pies) de longitud. Al igual que Moby Dick, las ballenas más pequeñas también son cazadas por el órgano del espermaceti localizado en sus cabezas, una fuente de ceras y aceites que alguna vez fueron importantes ingredientes en la elaboración de cosméticos, velas y ungüentos.
Se cree que el órgano del espermaceti en sí desempeña un papel en la generación de clics que la ballena hace para la eco-localización y la comunicación. El canto de esta ballena extinta podría haber sido distinto, sin embargo, debido a que su órgano del espermaceti era probablemente más grande que el órgano en las ballenas enanas y de las pigmeas modernas.
«Nuestro estudio es parte de un esfuerzo científico más amplio dirigido a la comprensión de los cambios en los hábitats marinos resultantes del cierre completo del Istmo de Panamá», comentó Vélez-Juarbe en referencia a la separación entre el Océano Pacífico Oriental y el Mar Caribe que tuvo lugar en algún momento dentro de los últimos 10 millones años.
La financiación de este proyecto provino de la Fundación Nacional de la Ciencia de los Estados Unidos y la Secretaría Nacional de Panamá de Ciencia, Tecnología e Innovación, Senacyt. Las excavaciones para encontrar los fósiles y su colecta en Colón, provincia de Panamá, se hizo con el permiso de la Oficina de Recursos Minerales del país. Los fósiles fueron enviados a otros museos para su comparación con otros ejemplares a través de un permiso expedido al Smithsonian por medio del Ministerio de comercio e industria de Panamá.
(STRI/DICYT)