La degradación del suelo agrícola en el planeta hoy es tan intensa que “cada minuto” se pierden ¡23 hectáreas!, acumulando una cifra anual de 12 millones de hectáreas, superficie en la que se podría haber producido de 20 millones de toneladas de cereales, de haberse cultivado y cosechado; esta superficie equivale al tamaño de Honduras, esto en un mundo donde 2.600 millones de personas dependen directamente de la agricultura.
En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en Africa.
La ONU advierte que la degradación de los suelos tiene efectos mundiales por las migraciones que se producen de quienes habitan en las zonas afectadas y que para el año 2020 unos 60 millones de personas emigrarán desde las zonas desertificadas del África subsahariana (la más afectada del mundo) hacia África del Norte y Europa. El fenómeno migratorio también se repercutirá en América por las mismas causas, con destino tanto a Estados Unidos y Canadá, como Europa.
La desertificación es una cuestión mundial, con graves consecuencias para la seguridad de los ecosistemas, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible Disponible en inglés a nivel mundial. Comparadas con indicadores del bienestar humano y el desarrollo, que incluyen el producto nacional bruto per cápita, el acceso al agua apta para el consumo y el saneamiento apropiado, así como la mortalidad de lactantes, las personas que viven en tierras secas —aproximadamente el 90% de las cuales están en los países en desarrollo— se encuentran muy rezagadas respecto del resto del mundo, considera la ONU
La degradación del suelo que vive el planeta hoy afecta aproximadamente a 1,500 millones de personas en todo el mundo, lo que incluye a la gran mayoría de los pobres del mundo: el 74% de los pobres (42% de los muy pobres y el 32% de los moderadamente pobres).
A nivel mundial, se prevé que las condiciones climáticas imprevisibles y extremas tendrán un efecto aún mayor sobre la producción de alimentos.
La degradación de las tierras convierte a estos lugares en los más inseguros del mundo. En algunos casos, esta inseguridad puede llegar a desestabilizar regiones enteras.
Hoy se calcula que la perdida de tierra cultivable es 30 o 35 veces superior a la tasa histórica, llegando a la cifra 12 millones de hectáreas anuales degradadas.