Un equipo estadounidense publica esta semana en Science la mejor prueba facilitada hasta ahora de la existencia de un antiguo curso fluvial en Marte. Así lo confirma el descubrimiento de conglomerados –roca formada por una mezcla de piedras y arena– en los sedimentos del cráter marciano Gale, por donde se mueve actualmente el rover Curiosity. Incluso se han detectado guijarros redondeados parecidos a los de los ríos terrestres. Los datos los han facilitado dos instrumentos del rover: la cámara del mástil (Mastcam) y el espectrómetro CHEMCAM, que analiza las rocas marcianas mediante un láser
Los científicos estiman que el río marciano en esta región debió de tener entre 0,3 y 90 cm de profundidad, con una velocidad del agua de entre 0,2 y 0,75 metros por segundo. El nuevo estudio parece confirmar lo que otros ya habían sugerido antes: que las condiciones en el pasado de Marte fueron mucho más cálidas y húmedas que las actuales.
R.M.E. Williams et al./ NASA