El brontosaurio o ‘lagarto del trueno’ es uno de los dinosaurios más carismáticos de todos los tiempos. Ha inspirado a generaciones de niños gracias a su tamaño y a su atractivo nombre. Sin embargo, desde 1903 denominarlo como brontosaurio es inapropiado, ya que debe ser referenciado como apatosaurio.
Esto se debe a que hace más de un siglo se decidió que las diferencias entre Brontosaurus Excelsus yApatosaurus eran tan leves que lo mejor sería poner a ambos dentro del mismo género. Como el Apatosaurusse había definido antes, esta fue la denominación que se utilizó en virtud de las reglas de nomenclatura científica.
Ahora, un estudio que publica la revista PeerJ asegura que ha estado mal clasificado durante todo ese tiempo. Paleontólogos de Portugal y el Reino Unido proporcionan en este trabajo pruebas concluyentes –en un total de 300 páginas– de que el brontosaurio es distinto del apatosaurio y, como tal, puede ser considerado un género único.
«Nuestra investigación no hubiera sido posible con este nivel de detalle hace 15 o más años», explica el científico suizo Emanuel Tschopp, quien dirigió el trabajo en la Universidad Nova de Lisboa (Portugal) durante su doctorado. «De hecho –añade– hasta hace muy poco la afirmación de que el brontosaurio era el mismo género que el Apatosaurus era completamente razonable, basado en el conocimiento que teníamos».
Un estudio que derroca más de un siglo de investigación
En los últimos años, gracias al descubrimiento de numerosos dinosaurios similares a Apatosaurus y Brontosaurus, se ha podido llevar a cabo esta nueva investigación que detallada lo diferentes que eran en realidad.
Según Roger Benson, uno de los coautores de la investigación en la Universidad de Oxford, sus diferencias “eran al menos tan numerosos como las de otros géneros estrechamente relacionados, y mucho más de lo que normalmente se encuentra entre las especies».
Los científicos aplicaron métodos estadísticos para calcular las diferencias entre otras especies y géneros de dinosaurios diplodócido, y se sorprendieron por el resultado. «Hemos tratado siempre de ser lo más objetivos posible al tomar una decisión para diferenciar entre especies y género», apunta Tschopp.
«Es el clásico ejemplo de cómo funciona la ciencia», dice el profesor Octávio Mateus, colaborador en la investigación. «Sobre todo cuando las hipótesis se basan en fósiles fragmentarios, es posible que los nuevos hallazgos derriben años de investigación».
Referencia bibliográfica:
Emanuel Tschopp, Octávio Mateus y Roger B.J. Benson». A specimen-level phylogenetic analysis and taxonomic revision of Diplodocidae (Dinosauria, Sauropoda)» PeerJ 7 de abril de 2015. DOI 10.7717/peerj.857
(SINC)