Ana Hernando, SINC
La británica Suw Charman-Anderson (Bournemouth, 1971) fue una de las pioneras en Reino Unido en el mundo de los blogs y de la consultoría de redes sociales, pero ahora dedica todo su esfuerzo a la organización del Día de Ada Lovelace –hija de Lord Byron y pionera de la computación–. “Decidí crear el Día de Ada Lovelace porque me di cuenta de la invisibilidad de las mujeres en el mundo de la tecnología”, asienta.
Pero en realidad había todo un mundo de mujeres haciendo actividades, pero que no les interesaba participar en las conferencias organizadas por grupos de hombres.
Cansada de asistir a conferencias en las que no había ninguna mujer, decidió instaurar hace siete años el Día de Ada Lovelace para celebrar los logros femeninos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Charman-Anderson critica la cultura hipermasculina impuesta en entornos tecnológicos, con jornadas eternas de trabajo y un trato sexista, lo cual hace que ellas pierdan interés por este sector.
Gracias a su esfuerzo, este evento, que empezó en 2009 como un experimento, se ha convertido en una celebración global.
¿Por qué decidió crear el Día de Ada Lovelace?
La idea se me ocurrió en 2008. Por aquel entonces, iba a muchas conferencias de tecnología y era muy difícil encontrar a mujeres entre los ponentes. Yo conocía a muchas tecnólogas, pero me di cuenta de que las mujeres en este mundo eran invisibles. Empecé a escribir sobre ello en mi blog. Luego puse en marcha una web sobre mujeres y tecnología e hice un llamamiento para que la gente publicara entradas online. El éxito me sorprendió: acabamos con miles de personas escribiendo y compartiendo información en blogs y redes sociales sobre logros de mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas [STEM, por sus siglas en inglés]. Tuvo una gran cobertura mediática con entrevistas en The Guardian, la BBC y Computer Weekly y una repercusión increíble.
Y ahora ya es una celebración mundial con todo tipo eventos.
Sí, ahora el Día de Ada Lovelace se celebra anualmente el segundo martes de octubre en todo el mundo. Nunca imaginé que iba a crecer de la manera que lo ha hecho y cada año se hace más grande. Ha evolucionado con su propia cadencia. En lugar de blogging, ahora se hacen todo tipo de eventos. Se organizan hackathons, maratones de edición de biografías de científicas en Wikipedia o visitas a museos, todo ello de manera independiente de mí. En un pueblecito inglés llamado Porlock, donde vivió un tiempo Lovelace, hacen una celebración sirviendo té y hablando del trabajo de mujeres en ciencia y tecnología. Es fantástico porque ha alcanzado a la comunidad. Se ha salido de internet y ha llegado al mundo físico.
La presencia de las mujeres en las carreras de ingeniería y tecnología, en lugar de aumentar está cayendo. ¿Qué es lo que se está haciendo mal?
Una de las estadísticas que he mostrado en mi charla de Ciencia en Redes se refiere precisamente a la disminución de mujeres en tecnologías de la información, que ha caído desde el 22% hasta el 18% en los últimos 15 años. Creo que es un problema complejo y no se debe solo a un factor. En tecnologías de la información, por ejemplo, hay un gran problema cultural, particularmente en entornos como Silicon Valley y en todas las start-ups influidas por su liderazgo.
“En el entorno de Silicon Valley hay una cultura hipermasculina, con un ambiente muy sexualizado en el que se ve a las mujeres como objetos”
¿Puede explicar en qué consiste este problema cultural?
Se trata de una cultura hipermasculina, que hace mucho énfasis en trabajar muchas horas y en la que domina un estilo de fraternity house [las fraternidades de estudiantes estadounidenses], con un ambiente muy sexualizado en el que se ve a las mujeres como objetos. Esto es muy evidente en la industria del gaming y en las start-ups. Silicon Valley ha creado un ambiente hostil y denigrante para las mujeres.
¿Y en las grandes empresas informáticas ocurre algo parecido?
En estas empresas el problema no es tanto que traten a las mujeres como objetos, sino que las ignoran. Por ejemplo, cuando Apple lanzó Healthkit, una aplicación integral de seguimiento de salud, se ‘olvidó’ incluir algo tan esencial como una función para el seguimiento de los periodos menstruales de las mujeres. Vamos a ver, ¡somos el 50% de la población! ¿Cómo se puede olvidar algo así? Meses después, ante las múltiples quejas, Apple hizo una actualización y anunció que el sistema también se podría usar para a realizar un seguimiento de la ‘salud reproductiva’.
Entonces es el propio sector el que las ahuyenta…
No es que las mujeres sean peores tecnólogas, sino que constantemente reciben mensajes subliminales que dicen “esto no es para ti”. Cuando ven cómo se trata a las mujeres en este ámbito, y conocen las múltiples historias de acoso que se dan, ellas, que no son estúpidas, se preguntan: ¿quiero trabajar en este ambiente? Y, claro, en muchos casos la respuesta es no.
“No es que las mujeres sean peores tecnólogas, sino que constantemente reciben mensajes subliminales que dicen: esto no es para ti”
Desde niñas se nos dice “esto no es para ti”, empezando por los juegos…
Hay cuestiones culturales que también afectan, por ejemplo, la forma en la que se clasifican los juguetes por géneros. El marketing rosa es para niñas y el azul, para niños. En el rosa entran las princesas, las hadas, los unicornios y la moda. En el azul está la mecánica, el espacio, los dinosaurios, la medicina y la ciencia. No es solo que enseñemos a las niñas que no pueden ser científicas, ingenieras o matemáticas, también estamos diciendo a los niños que no pueden hacer moda o ser maestros o algo considerado ‘femenino’. Estamos creando una división artificial en carreras que son consideradas apropiadas para mujeres y para hombres. Y creo que está empeorando.
¿Por qué?
Marketing. Si tú segmentas un mercado por género y edad, puedes vender más productos. Si tienes una hija y dos años más tarde tienes un hijo, no querrá jugar con juguetes que son considerados de niña. Y no solo estamos hablando de juguetes, también ropa, sábanas, elementos decorativos, libros… Cuanto más segmentas un mercado y más lo separas por género, más vendes. Culturalmente, todo esto se traduce en las restricciones impuestas a chicos y chicas en sus ambiciones. Por eso no es extraño que este bagaje se perpetúe después en la educación y en las carreras.
¿Cómo se puede luchar contra esto?
Es un gran problema. Pero una de las cosas que me da esperanzas es que parte de la razón por la que las cosas parecen ahora tan malas es porque estamos hablando más de ellas. Desde que empecé con el Día de Ada Lovelace hace siete años, se han creado muchas organizaciones de mujeres en STEM. Hay muchas mujeres muy apasionadas por este tema y también hombres que nos apoyan. He visto hombres con hijas que son muy conscientes de las limitaciones que tenemos que afrontar y que quieren algo mejor para ellas. Hay cada vez más gente implicada para luchar contra este problema.
“El sexismo en los juguetes es cuestión de marketing: si segmentas un mercado por género y edad, puedes vender más productos”
¿Por ejemplo?
Lo que hacemos con el Día de Ada Lovelace es solo una pequeña aportación para visibilizar este tema. Lo importante es normalizar el papel de las mujeres en STEM como figuras de autoridad y como expertas. Hace poco leí un post de John Platt de The Vice, en el que habla de su intención de entrevistar a más mujeres en ciencia y tecnología y cuenta la forma en la que esta decisión ha cambiado su forma de hacer periodismo.
Esto es muy interesante.
¡Es fascinante! Platt es un periodista científico que, tras terminar uno de sus reportajes en profundidad, para el que se pasó varios meses entrevistando a investigadores de todo el mundo sobre una nueva tecnología, se dio cuenta de que no había incluido a ninguna mujer. Entonces, decidió que sus entrevistas fueran en un 50% a hombres y en un 50% a mujeres. Dice que su información se ha enriquecido muchísimo y que ahora cuenta con una base de expertas a las que puede consultar para elaborar sus temas. Si más periodistas hicieran esto, veríamos una representación mucho mayor de las mujeres en los medios de comunicación.
Sí, porque las noticias relacionadas con mujeres en los medios son muy limitadas y con roles no muy positivos…
En muchas noticias se habla de las mujeres solo cuando son víctimas, es una limitación ridícula. Debemos proyectar voces de mujeres que sean autoridades en sus proyectos para visibilizar lo que ellas siempre han sido capaces de hacer, pero se ha ignorado. Esto se ve claramente en los equipos científicos: si en un estudio hay una coautoría, se tiende a destacar al hombre. No está bien visto que ellas representen autoridad, sus currículos se valoran de manera más dura. Tenemos que trabajar el doble que los hombres por la mitad de crédito. Es necesario un cambio cultural masivo.
“Lo importante es normalizar el papel de las mujeres como figuras de autoridad”
En Reino Unido hay ahora bastantes proyectos interesantes sobre mujeres y ciencia.
Hay proyectos preciosos, sí. Uno de mis favoritos se llama Trowelblazers, que celebra a las mujeres en paleontología, arqueología y geología. Es muy interesante porque las arqueólogas han estado siempre muy conectadas históricamente, se conocían, se enseñaban las unas a las otras y viajaban juntas. En arqueología, botánica y astronomía los amateurs eran bienvenidos, por eso era de más fácil acceso para las mujeres antes de que se les permitiera estudiar. Están surgiendo otros grupos, como Science Grrrl, que se creó como respuesta a la desafortunada campaña de la UE Science: It’s Girl Thing, y que está haciendo un trabajo excelente.
¿Continúa haciendo consultoría de redes sociales?
Ya no hago consultoría, lo he dejado. El año pasado la empresa de microprocesadores ARM decidió convertirse en nuestro patrocinador por tres años para el Día de Ada Lovelace y ahora me dedico a tiempo completo a la organización, que implica mucho trabajo. Creo que aquí estoy marcando una diferencia, más que en la consultoría de redes sociales, dominada por grandes agencias que desconocen el medio y lo usan cono canales de marketing ruidoso e intrusivo. Mi foco siempre se centró en construir comunidades y entornos colaborativos, pero parece que ahora esto no interesa.