Mientras los seres humanos dormían, llegababan a su casa del trabajo o de la fiesta o se preparaban para empezar el día, este lunes al amanecer se encontraron Venus y Júpiter en la bóveda celeste. La conjunción fue perfectamente visible en el cielo desde más de una hora antes de que saliera el Sol y se pudo disfrutar hasta entrada la mañana.
Las horas intempestivas no animaron a muchas personas a observar y retratar el fenómeno, que aunque se produce al menos una vez al año, este verano ha sido especialmente llamativo. Solo los aficionados más madrugadores pudieron observar cómo Júpiter, más grande pero más lejano, aparecía ligeramente al sur del resplandeciente Venus, el lucero del alba, y juntos desaparecían según se iba haciendo de día.
En la imagen, la conjunción de los planetas Venus y Júpiter –con sus lunas Io y Europa observadas con el telescopio– captada desde la azotea del Observatorio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).