Cuando pensamos en el término de «libre albedrío», evidentemente tiene mayores connotaciones religiosas o filosóficas, en esas áreas algunos de los cuestionamientos obligados serían, tal vez, ¿qué tan libres somos al tomar una decisión?, ¿cuánta libertad de acción tenemos en nuestro día a día? Filósofos como Jean-Paul Sartre trataron de dar respuesta a este tipo de preguntas, e incluso, Sartre hizo referencia al hecho de que el contexto familiar, político, social en general, se vuelven condicionantes e incluso obstáculos para el libre albedrío.
En nuestro país, el doctor Ranulfo Romo Trujillo es un neurocientífico que, debido a sus múltiples estudios, refrenda de cierto modo lo dicho por Sartre: “Una decisión tiene que ver con un acto muy consciente, es decir, cuando yo tomo una decisión ‘creo que yo la tomé’, pero opino que esto no es así, creo que es una ilusión. Circuitería neuronal empuja a que mi conciencia me diga: ‘yo hice consciente este acto’, pero cuando nosotros estudiamos los procesos biológicos que tienen que ver con tomar una decisión, antecede mucho a la experiencia consciente”.
El doctor Romo Trujillo es un sonorense, con más de 30 años viviendo en la Ciudad de México. Es médico cirujano egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y actualmente se desempeña como investigador titular C del Instituto de Fisiología Celular, además de nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). También ha otorgado cátedras en la Facultad de Medicina de Harvard, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y en el Instituto Karolinska. Sus líneas de investigación son la neurofisiología de la percepción y la codificación de patrones temporales en la corteza cerebral.
A lo largo de sus 27 años como investigador, el doctor Romo Trujillo afirma que la toma de decisiones presenta una paradoja: “Nuestras decisiones, que son muy conscientes, son inconscientemente iniciadas. Nuestros actos voluntarios, que son voluntariamente generados, son involuntariamente generados, construidos en nuestro cerebro. Esto tiene una explicación muy sencilla: nuestros circuitos cerebrales han sido entrenados a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo, un médico no puede serlo sin haber estudiado medicina”.
Es decir, “el cerebro de cada persona ha sido entrenado a lo largo de su vida para la adquisición de conocimientos y entonces se generan circuitos cerebrales de acuerdo con cada especialidad. Esas neuronas se mantienen trabajando constantemente y hay momentos muy específicos en que se ‘encienden’; lo mismo sucede cuando generamos una acción voluntaria: las neuronas tienen conocimiento de algo y deciden generar una acción voluntaria sobre una cuestión en particular”, puntualiza el investigador.
Por todo lo anterior, el doctor Romo afirma que son nuestras neuronas las que toman las decisiones y nos “provocan” la ilusión de que hicimos una elección, bajo el sustento de que “todos los procesos biológicos están desfasados: cuando ‘hacemos consciencia de algo, las neuronas ya decidieron, un segundo antes, medio segundo antes’. Cuando se mide el instante en el que una persona tomó una decisión, está desfasado, eso me lleva a mí a pensar que en realidad no tenemos ese libre albedrío. Eso es un juego intelectual”.
Aunque se trata de un asunto complejo y hasta “delicado” para algunos, lo cierto es que el doctor Romo en todo momento detalla que hace estas interpretaciones basado puramente en la experimentación, pero al mismo tiempo reconoce que existe una “franjita de tiempo muy, muy corta en la cual podemos vetar nuestras acciones (esa actividad, esa decisión) o que podemos dejarla pasar, y eso tiene que ver con la educación, si se cuenta con eso, entonces quizá sí podamos hablar de libre albedrío”, punto donde la filosofía y la neurociencia se empalman.
El doctor Romo es un científico convencido de que la educación juega un papel preponderante a la hora de tomar decisiones. Para ponerse en contacto con el doctor Romo: aquí. |